Intercambio cultural con los ‘ngobe’

16/05/2011

Estos colores son tan naturales como poco vistos. Azules, turquesas y verdes con una película en Technicolor. Provocan un cortocircuito en la mente, pero uno se acostumbra pronto a lo bello y a lo bueno. Cuando salga del archipiélago de Bocas del Toro, en el noroeste de Panamá y a pocos kilómetros de Costa Rica, todo le parecerá pardusco, viejo, comido por el sol. Son nueve islas en total y multitud de islotes perdidos como si una mano gigante hubiera echado puñados de tierra en mitad del Océano Atlántico. A ellas solo se llega en avión desde Ciudad de Panamá y alguna otra urbe del país.

La naturaleza es virgen, las playas son vírgenes, todo es virgen. En este paraíso situado en un plano irreal y al margen del mundo, viven los indígenas ngobe y los descendientes de los emigrantes afrocaribeños, chinos y de otros lugares del globo que llegaron hasta aquí por la fiebre del banano, en las primeras décadas del siglo XX. Tortugas de agua dulce, ranas rojas (muy venenosas, por cierto) y otros animales en peligro de extinción tienen aquí su hogar.

Intercambio cultural. Los indígenas ngobe son hospitalarios y amables. Se les puede ver en sus casas, sobre pilotes, construidas con corteza de madera y cubiertas con palma. Ellos se dedican a la pesca artesanal. Ellas, a las artesanías. La isla principal es la de Colón, con sus poblados de estilo caribeño colonial y sus hoteles para los turistas. Boca del Drago le parecerá el fin del mundo y podrá bañarse en aguas cristalinas, practicar snorkle y buceo, ver estrellas de mar y pasear por senderos en los que cantan los pájaros. Si le gusta el avistamiento de aves, no se puede perder Isla de Pájaros. La Gruta es una caverna en roca coralina de la cual se dice que atraviesa toda la isla hasta salir al mar en Playa Bluff, famosa por la práctica del surf. El Parque Nacional Marino Isla Bastimentos está lleno de arrecifes, manglares y lagunas y acoge lugares como Cayo Coral, Playa Rana Roja, Punta Vieja y Playa Polo. Todos perfectos para tomar el sol, admirar los fondos marinos y entrar en comunión con la naturaleza quieta.

Isla Solarte, aún más perdida, se encuentra entre Bastimentos y Colón. Allí se encuentra Punta Hospital, con un sendero para recorrer parte de la isla, y El Jardín, famoso por el buceo. En la Laguna de los Delfines, en Isla Cristóbal, habita una de las poblaciones más grandes del delfín Pico de Botella. Es todo un espectáculo verlos saltar sobre el agua. Por todo el archipiélago se pueden realizar excursiones en lancha. En los Cayos Zapatilla puede que no vea a nadie y puede que se sienta el último habitante sobre la Tierra. No hay hoteles, no hay restaurantes, no hay nada. Sólo arena blanca, bosque tropical y cocoteros.

Datos útiles:

  • La mejor época para visitar Panamá es de enero a abril. Febrero, con su carnaval, es un mes muy animado.
  • Debido al clima caribeño, se recomienda vestir prendas ligeras de algodón y lino.
  • Se recomiendan algunas vacunas, dependiendo del lugar al que viajes, como la de la fiebre amarilla o la hepatitis A.
  • Las monedas en circulación son el balboa y el dólar.
  • Iberia ofrece 4 vuelos directos a Panamá cada semana desde Madrid, y cómodas conexiones desde el resto de la red.
  • Si quiere visitarlo, recuerde, en marcha nuestro concurso «Imagina Centroamérica». Podrá conseguir un viaje para dos personas con vuelo y alojamiento en el Hotel Sheraton Panamá. Toda la información aquí. ¡Queda poco tiempo para participar!

Foto | Rita Willaertif (document.currentScript) {