Estocolmo y el buen gusto

10/01/2017

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Suecia es como este post, un poco loco y un poco excéntrico. Observaréis que en estas líneas propongo cumplir con el protocolo viajero de rendir a su capital, Estocolmo, la pleitesía que ciertamente merece, pero también saltarse el guión e ir de ruta por otros rincones del reino un tanto idos. Y todo por culpa del cine, de la excelencia, de la delicadez y de la perfección.

Estocolmo me parece muchas cosas muy buenas pero, sobre todo, mis ojos la ven como la ciudad del buen gusto, como buen gusto es también el que tienen los directores de las películas que he escogido para hablar de Suecia en el cine. Cintas rodadas tanto en Estocolmo como en otros rincones del país, El americano, Dogville y Los hombres que no amaban a las mujeres son tres excusas, tres, para descubrir lugares de la capital, como Södermalm, y de más allá de sus confines, como Krokom y Trollhättan.

¿Qué decir de Södermalm, un barrio que es una isla, una isla que bien merece una visita? Calles en cuesta de aspecto relajado, de energía artística, de encanto… Además de sus tiendas con encanto y galerías que invitan a quedarse a vivirlas, de este pedazo del pastel de Estocolmo me encantan los pequeños locales para comer que, cual replicas de la capital pero en pequeño formato, rebosan gente guapa y diseño. Bistro Barbro, donde todo es funcional, vanguardista y depurado, me viene como anillo al dedo para ejemplificar lo que comento. En su innovadora carta habitan pequeños platos de inspiración japonesa y en su planta baja se encuentra el primer “movie bar” de Suecia. Otro ejemplo de lo que sería comer en pequeño y bonito sería Bleck, que es guay. Escondido en un parque mágico como Lilla Blecktornsparken, es el lugar para un “brunch” orgánico de fin de semana, o para cualquier ocasión.

En cualquier caso, os recomiendo no abandonar Södermalm sin antes haberos asomado a alguno de sus dos miradores: Fjällgatan y Monteliusvägen. ¡Son de cine!

Muy bien Estocolmo, muy bien el barrio de Södermalm pero, ¿me acompañáis en mi aventura de cine? Dogville (2003) es la película de Lars Von Trier que marca mi ruta hasta la costa oeste de Suecia, hacia un lugar que se sale de lo común llamado Trollhättan, a unas horas en coche de la capital. Conocida como “La ciudad de las cataratas y las esclusas”, el lugar es efectivamente famoso por 1) su atractiva naturaleza, 2) su curiosa arquitectura y 3) su relación con el cine. Hacer parada en Trollhättan es original, es diferente, es amor al cine y es viajar con personalidad.

El mejor lugar para contemplar las cataratas, en mi opinión y en la de muchos, es el puente de Oskar. De ahí os propongo hacer algo divertido tal que recorrer en barco el canal de esclusas de Trollhättan. El plan se puede aderezar con una parada en alguno de los cafés de la zona, una visita al parque «Gamle Dal’n» (que agrupa las esclusas en desuso), finalizando con una visita cultural al Museo del Canal en Trollhättan. Nada despreciable, ¿verdad?

En Trollhättan se respira a rodajes, ¿será porque allí se encuentran los estudios de cine «Film i Väst»? Lars von Trier utilizó sus instalaciones en Dogville, también en Manderlay. En cualquier caso, «Film i Väst» es considerado el mayor centro de cine de Escandinavia y Suecia y, gracias a ello, Trollhättan cuenta con algo muy curioso: su propio “Paseo de la fama”. En él aparecen estrellas que han trabajado en las producciones de los estudios, como Nicole Kidman.

Mi última parada antes de decir adiós a Trollhättan es el mirador de Kopparklinten, así que me despido con unas vistas increíbles de la ciudad y su canal. Marcho feliz.

Y por último, una pequeña locura. Si como a mí, el cine os chifla y la curiosidad os puede, quizá George Clooney y El americano (2010) os lleven hasta Krokom, una localidad en el corazón de Suecia de apenas un puñado de miles de habitantes, donde todo es silencio y naturaleza. Desde Estocolmo son varias horas de viaje en coche pero la recompensa es un lugar alejado de todo, algo así como la Suecia profunda y auténtica. En los alrededores podrás visitar Tannforsen, con su famosa cascada, la más grande del país. Allí se encuentra también un lugar de lo más curioso: una iglesia de hielo. Sea como sea, recomiendo explorar las montañas en trineo, una aventura para valientes.

«Me complazco a mí mismo con las imágenes que ruedo». Eso es lo que afirma Lars Von Trier. Haced como él y buscad vuestro placer viajero, uno sin reglas, uno diferente. Si buscáis un periplo con personalidad, buen gusto y una pizca de rock, Suecia os ha encontrado. 

Bistro Barbro. Hornstulls Strand, 13

Bleck. Katarina Bangata, 68

Kipparklinten. Landbergsliden, 461 57 Trollhättan.

Foto: Clément

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