Recorrer San Sebastián en bicicleta

25/10/2017

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San Sebastián es una ciudad pequeña y ordenada que surge alrededor de sus playas y donde sus calles conducen siempre al mar. Pero, más allá de su marco incomparable y su indiscutible gastronomía, San Sebastián ha sabido apostar por evolucionar hacia un día a día más sostenible, más amigable, más saludable, construyendo una red de bidegorri (carril bici) que recorre de punta a punta la ciudad y que permite tanto a los donostiarras moverse por la ciudad como a los visitantes recorrer sus más idílicas estampas de una manera diferente y original. ¿Te animas?

Comenzamos nuestro recorrido en bicicleta en la plaza Pio XII: es uno de los puntos donde se puede alquilar directamente una de las bicicletas que el ayuntamiento de San Sebastián, mediante el servicio DBizi, ofrece a vecinos y visitantes. Circulando bajo los gigantes castaños del paseo Vizcaya llegamos hasta el puente de María Cristina; cruzamos el puente y nos encontramos de frente con la estación del Norte y el majestuoso y recién renovado edificio de Tabakalera: para los más inquietos, Tabakalera ofrece un espacio multidisciplinar y multicultural donde seguro encontráis algún evento que merecerá una parada antes de seguir nuestra ruta.

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Seguimos pedaleando por el paseo de Francia hasta el puente de Santa Catalina. En este romántico paseo sucumbimos a la belleza de sus siete grandes villas de estilo palaciego de principios de siglo XX, que, medio escondidas entre los árboles, sugieren el carácter noble y elegante de la ciudad. El puente de Santa Catalina da entrada al cada vez más cosmopolita barrio de Gros, pero nosotros, esta vez al menos, continuamos paralelos al río Urumea para dejarnos acompañar por los  míticos edificios del hotel María Cristina y Teatro Victoria Eugenia, iconos ambos del Festival de Cine Internacional que cada mes de septiembre hace aflorar el lado más cinéfilo de los donostiarras. Y ahora que estamos en la calle Ramón María Lili, ¿qué tal si paramos un rato a reponer fuerzas? Opciones no te van a faltar, créeme.

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Comienza a oler a sal. Y es que el puente de la  Zurriola, con sus características farolas que simulan faros en el mar, es el punto dónde el Cantábrico y el río Urumea se abrazan; en ocasiones, de forma tan intensa que sus olas alcanzan la ciudad. A nuestra derecha se erige el Kursaal, edificio que se ha terminado convirtiendo en otro símbolo de la ciudad. Tomamos el bidegorri por la derecha, hasta que aparece ante nosotros la Zurriola, la playa más surfera y alternativa de la ciudad: será fácil que en el camino os crucéis con surferos en bicicleta o descalzos tabla en mano, y da igual que sea invierno o verano, llueva o haga sol, siempre habrá un loco del mar dispuesto a surfear. Pararse a disfrutar del paisaje de esta playa es casi imperativo: este punto, cada tarde, se llena de gente de todas las edades que se acercan a sentarse, charlar, respirar y admirar el mar.

Y es aquí donde se descubre un perfil de San Sebastián diferente, coronado por la paloma de la paz, terminando nuestra ruta. San Sebastián se callejea fácil, enamora por sus vistas enmarcadas de forma natural y respira hacia el mar.

Imágenes | ©Nora Zubia

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