El té como verdadero símbolo de Japón

29/08/2019

Los británicos son conocidos en todo el mundo por su amor hacia una buena taza humeante, pero, por mucho que el té sea parte ineludible de la tradicional vida británica, no es menos cierto que el ryokucha (té verde japonés) es otro símbolo omnipresente en la cotidianeidad de Japón. La ceremonia nipona del té se extiende hasta nuestros días desde la cultura clásica del país.

Hay docenas de términos que sirven para definir sus diferentes variedades, atendiendo al tipo de hojas, a su origen, a su forma de procesado o a su tiempo de cosecha, por indicar sólo algunos factores. Así que, amantes de la cultura japonesa, prestad atención a esta introducción para conocer un poco mejor todo lo que se mueve en torno al té en Japón. ¡Lo saborearemos juntos!

Lo primero que debemos hacer es revisar algunos de los diferentes tipos que mencioné más arriba: el grado más común y popular que encontrarás (alrededor del 80% del global) es el sencha, elaborado a partir de hojas trituradas y que puede variar desde un color verde pálido a un amarillo verdoso más brillante; también hay grados dentro de este sencha, desde el asamushi, ligeramente al vapor, hasta el fukamushi, más condensado.

Otra variante conocida en los últimos años a nivel internacional es el matcha (arriba), que se prepara a partir de hojas de la más alta calidad cultivadas a la sombra, con tallos incluidos, y que se acaba moliendo hasta lograr un polvo seco; este té matcha adquiere un protagonismo especial en el conocido chadō (ceremonia del té) de Japón, y también se suele usar como saborizante para ciertos tipos de fideos y para elaborar dulces, helados y pasteles de arroz mochi. El chadō, también conocido como el Camino del Té, se considera una de las principales artes de refinamiento en la cultura japonesa: con orígenes que se remontan al siglo IX, durante siglos permaneció en gran medida reservado a la élite de los monjes budistas, a la aristocracia y a los samuráis, antes de filtrarse a la clase mercante y luego al resto de la sociedad.

El lugar típico para la clásica ceremonia del té es una sala de simplicidad zen, con un techo bajo y un suelo cubierto con tapetes de tatami de hierba tejida de color beige. Obviamente, existen numerosas variaciones en relación con este ritual en función de la época del año, las horas del día, el grado de formalidad (las ceremonias más elaboradas y formales pueden tener una duración de hasta cuatro horas), las distintas escuelas… pero lo normal es que comience con abluciones rituales de purificación y con los invitados sentados descalzos sobre los tatamis. Es entonces cuando una anfitriona vestida con kimono llena un chawan de barro (tazón de té) con polvo de matcha, vierte agua caliente y revuelve la mezcla espumosa con un chasen de bambú (batidor de té). A los invitados se les sirve una versión espesa de este té, en un tazón que se pasa y se limpia después de que cada invitado lo haya probado, y también una versión más fina en tazones individuales. También pueden servir sake, dulces y comidas.

También, dicho sea de paso, algunos tés japoneses no están hechos de hojas de té, o incluso se mezclan con otras sustancias como genmaicha (arroz integral tostado) o sanpincha (flores de jazmín, muy populares en Okinawa). En este sentido, las infusiones diferentes al té que probablemente encontrarás están hechas de cebada (mugicha, servida fría y generalmente en verano) o algas marinas (kobucha, que no debe confundirse con la kombucha, esa bebida ligeramente alcohólica derivada del té que cada vez es más popular en Occidente).

Son varias las regiones de Japón que se han vuelto particularmente conocidas por su producción de té, hasta el punto de que se ha puesto de moda visitar plantaciones y casas de té en los siguientes lugares:

Futuoka. En la isla de Kyushu (poco más de siete horas en tren al sur de Tokio o cuatro horas en avión), esta prefectura es el hogar de la pequeña ciudad de Yame, donde encontrarás un sinfín de laderas donde se sigue la tradición milenaria de cultivo de yamechi: hablamos de uno de los tés con mayor calidad de Japón.

Kagoshima. También en Kyushu, el clima templado y subtropical de las zonas de Chiran, Kirishima y Shibushi, esta pequeña y agradable ciudad produce la segunda cosecha de té verde más grande de Japón, una tradición que se remonta a principios del siglo XIV.

Kioto. Las colinas que rodean pueblos como Wazuka, alrededor de la pequeña ciudad suburbana de Uji, también cuentan con una arraigada tradición en el cultivo de té; más de 400 años les alumbran. Su ujicha es apreciada como una de las más altas calidades del país. De igual manera, aquí radica la casa de té más antigua del mundo, Tsuen Tea, fundada en 1160 y dirigida por la 24ª generación de la familia. Está a poco menos de tres horas en tren al suroeste de Tokio.

Shizuoka (arriba). Prefectura en la costa pacífica considerada como la capital del té verde en Japón, con una historia que se remonta al siglo XII y que se erige en la actualidad como la mayor productora de té verde del país, al menos el 40% del total. Su pueblo de té más famoso se llama Kakegawa y se puede llegar a una de sus plantaciones más famosas, Kawane, a través de un antiguo tren de vapor.

No está nada mal a modo de introducción, ¿no? ???? Huelga decir que los visitantes podrán encontrar muchos otros tipos, como el bancha, el gyokuro, el hojicha, el kabusecha y el shincha, por nombrar solo algunos. ¡A disfrutar del buen té japonés!

Imágenes | taa22SITTHIPONGSean Pavone

ARTÍCULOS RELACIONADOS
COMPARTE ESTE ARTÍCULO