Recife, un emocionante secreto de Brasil

02/02/2016

L2F-Jan-16-pic-Brazil-Recife-Olinda-Marcio-Jose-Bastos-Silva-shutterstock_272988170-640x427Mientras Río de Janeiro llena con su magia y atrae cada año a millones de visitantes extranjeros, algo totalmente comprensible, este enorme país – casi del mismo tamaño que todo el continente europeo – destaca también por otras interesantísimas regiones y ciudades dignas de mención. La novena ciudad más grande, en ocasiones conocida como ‘la Venecia de Brasil‘ por la cantidad de canales y puentes construidos sobre los tres ríos que la atraviesan, muestra una vibrante combinación de modernidad y tradición que recientemente he tenido la oportunidad de descubrir.

Fundada a principios del siglo XVI, Recife cuenta con una población de 1,5 millones de habitantes y se erige como capital del enorme estado de Pernambuco, famoso por sus costas paradisíacas, su gran producción de azúcar de caña, sus vaqueros y ganaderías y, claro está, por sus encantadoras tradiciones folclóricas. En esta región nació Lula da Silva, presidente de Brasil de 2003 a 2010.

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Recife es un perfecto ejemplo de cosmopolitanismo, epicentro de una animada vida nocturna, cultural y de playa. Las principales áreas de interés para el visitante se ubican en el extenso distrito sur de Boa Viagem, una imponente mezcla de rascacielos con edificios de media altura que albergan buena parte de los mejores hoteles, restaurantes y alternativas de ocio de la ciudad. También dispone de una impresionante línea de costa que se caracteriza por un elemento realmente peculiar: una antigua playa fosilizada que sobresale del agua en forma de barrera horizontal, paralela a la arena, y que crea una laguna resguardada del mar.

Esta zona se convierte prácticamente en el único lugar donde la gente puede bañarse, ya que los tiburones tigre se desplazaron hasta esta zona hace años debido a la construcción de un nuevo puerto. Por ello, para nadar a sus anchas, no son pocas las personas que viajan un par de horas hacia el sur para disfrutar de las playas turísticas de Porto Galinhas y Maracaípe, mientras otros pagan un poco más para volar en avión hasta el increíble archipiélago de Fernando de Noronha.

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Esplendor colonial

En cualquier caso, lo mejor que encontré en Recife fue su fascinante pasado histórico, incluyendo un período de dominación holandesa que ha dejado algunos buenos ejemplos de antigua arquitectura colonial que en ocasiones me recordó a Curaçao o a Aruba. Recife Antigo, atravesando el puente desde Boa Viagem, es el lugar donde se ubica el puerto de la capital y el asentamiento original portugués. Recientemente remodelado, hablamos también de la zona donde se encuentran numerosos puntos de interés histórico y cultural, como la Sinagoga Kahal zur Israel, la más antigua de toda América (data de 1636), que fue convertida en museo hace ahora quince años; el Museo Franciscano de Arte Sacro, ubicado en un antiguo monasterio; el novedoso Çais do Sertão, un moderno museo junto al mar que aborda la historia de los vaqueros brasileños y otras culturas rurales del interior de Pernambuco; y el Paço do Frevo, un museo dedicado al peculiar Carnaval de Recife y su típico baile, el frevo, original por su ritmo frenético y el uso de sombrillas de colores. También encontré obras de arte y artesanías de gran calidad en el Centro de Artesanato de Pernambuco.

Aunque un poco más alejados del centro de la ciudad, hay algunos museos que bien merecen una visita, como la Oficina Cerâmica Francisco Brennand, que se localiza en el barrio de Várzea: este famoso escultor transformó una antigua fábrica en un centro donde se exponen sus preciadas obras, tan originales como fantasmagóricas. En esta misma zona, el empresario y coleccionista Ricardo Brennand, primo del escultor, contruyó el Instituto Ricardo Brennand para conservar y exhibir sus ricas colecciones de arte brasileño e internacional, de armas y armaduras y, lo que me resultó más interesante, de obras de arte y utensilios de la época de dominación holandesa durante el siglo XVII.

Sin embargo, incluso Recife Antigo acaba resultando un poco insulso si lo comparamos con la cercana población de Olinda, escondida entre las colinas a sólo veinte minutos de trayecto en coche hacia el norte de la capital. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1982. Históricamente, fue la capital de las plantaciones de cañas de azúcar, y aún hoy es posible ver reflejada su riqueza en la magnífica arquitectura barroca que recubre sus calles empedradas y en pendiente, incluyendo además 33 iglesias y otros monasterios. Aun así, en contraposición, la catedral resulta sorprendentemente sencilla. El casco antiguo se ha convertido en una animada colonia de artistas donde encontrarás numerosas galerías de arte y tiendas de artesanía. Por su parte, el Carnaval de Olinda está considerado como uno de los mejores de Brasil.

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Gastronomía y hoteles de Recife

Los restaurantes de esta ciudad son de primer nivel, y esto no significa que cuesten una fortuna. Mis favoritos durante la reciente visita fueron tres: Camarada Camarão (Rua Baltazar Pereira 130), para comer marisco; Entre Amigos Praia (Av. Boa Viagem 760), para cenar al aire libre mientras disfrutas de preciosas vistas de la playa; y Parraxaxá (Av. Fernando Simões Barbosa 1200), por su música en directo y su sabroso buffet con algunas especialidades exóticas de Pernambuco. Olinda también cuenta con interesantes opciones gastronómicas, aunque sobresale especialmente el restaurante Oficina do Sabor (Rua do Amparo 335), donde el chef César Santos ha dado un giro moderno a la tradicional cocina del noreste brasileño. ¿Una recomendación? ¡Prueba las calabazas rellenas!

El alojamiento en Recife abarca desde los clásicos albergues hasta hoteles de clase mundial, aunque considero que muchos de ellos ofrecen una interesante relación calidad-precio, incluso tratándose de cadenas internacionales como el Coutyard Recife Boa Viagem (Avenida Eng Domingos Ferreira 4661) o el Best Western Manibu Recife (Av. Conselheiro Aguiar 919). Eso sí, lo mejor de lo mejor hoy en día lo representa el Sheraton Reserva do Paiva (Av. A, 4, Quadra F1, Lote 4A3), de cinco estrellas, inaugurado en el año 2014 con vistas al océano en el Cabo do Santo Agostinho, a sólo media hora al sur de Boa Viagem: destaca por su decoración minimalista complementada con obras de artistas locales, así como por un buen club de playa, un fantástico spa, excelentes restaurantes y un interesante complejo comercial, de restauración y de ocio nocturno. En Olinda, lo más común es encontrar casas de huéspedes, pensiones y hoteles boutique: mi favorito fue el encantador hotel de 17 habitaciones llamado Pousada do Amparo (Rua Amparo 199), con una pequeña piscina y un comedor de lo más acogedor.

Fotos | Marcio Jose Bastos Silva, DPA, The Visual Explorer}

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