Historias de Tokio

27/04/2016

Qué hacer en Tokio

Sí, así es. El Sakura se fue, ¡se acabó el espectáculo! El fenómeno natural que cada año, entre marzo y abril, le sube el guapo a Japón, ha dicho adiós, “sayonara baby». Los cerezos han perdido su flor y al país no le ha quedado más remedio que sacudirse ese manto de tonos pastel, de rosas y blancos, que por unas semanas ha alegrado corazones y ha inundado de ambiente festivo sus numerosos parques.

No pasa nada. Existe un remedio infalible para combatir la “nostalgia post sakura». No es otro que aplicar una buena dosis de encantos y atractivos de Tokio, o al menos así lo indica el prospecto de nuestro medicamento viajero. Calcemos pues cómodo, que nos vamos de paseo por el destino favorito de Japón.

Primavera y verano de templos y festivales

Por delante quedan meses de celebraciones en calles y santuarios; meses de coloridos e impactantes festivales, de cientos de nipones ataviados con sus trajes tradicionales desfilando llamativos por las calles de Tokio. En definitiva, meses de grandes momentos. La sensación de seguirles en sus procesiones, de observarles, de perderse entre ellos, todo es impresionante. La vivencia es divertida, provoca sonrisas y causa felicidad. Así que, quien tenga previsto viajar a Japón próximamente, que siga nuestras indicaciones y se acerque a presenciar uno de los festivales tradicionales de Tokio.

Te proponemos asistir al Sanno Matsuri (7 al 17 de junio), tercero en el podio de los festivales anuales más importantes de Tokio. Su templo de referencia es Hie, del que cada día del Sanno Matsuri, a las 8 de la mañana, parten 300 personas engalanadas a a la manera tradicional. Desde el distrito Akasaka arranca así un emocionante desfile que les lleva por todo el corazón de Tokio y de regreso al templo bien entrada la tarde. Lo harán cruzando su imponente «tori» (puerta de entrada) y subiendo el bello y rojo túnel que dibujan las escaleras de ascenso al santuario. Tradición, tambores, personajes con poderes sobrenaturales… todo eso y mucho más es el Festival Sanno Matsuri. ¿Cómo llegar hasta Hie-jinja? Viajando en las líneas de metro Ginza o Namboku hasta la estación Tameike-Sanno y tomando la salida 5.

¿Qué ver en Tokio?

Siguiendo con nuestro tratamiento, analicemos composición, modo de empleo y algunas de las características que hacen de Tokio la perfecta medicina con la que combatir la astenia primaveral:

1. Akihabara, el paraíso de todo lo electrónico.

Tal es el nombre del barrio del desenfreno tecnológico. Cámaras de fotos, ordenadores, todo tipo de aparatos y de locos “gadgets” (también de segunda mano). Eso es lo que se puede comprar en las numerosas tiendas especializadas que pueblan Chuo Dori street – su calle principal- y alrededores. No hay que perderse la futurista fachada de Yamada Denki, una de sus tiendas más populares. Y a quien le guste el manga, la novedad reciente es que «Akiba» (otro nombre para el barrio) se ha convertido en el ombligo de Tokio en lo que respecta al movimiento “otaku”. Para vivir una experiencia verdaderamente singular visitaremos alguno de sus manga cafés (“manga kissa”), en los que entenderemos de inmediato por qué Japón es diferente.

2. Ginza y Yurakucho, distritos estrella para las compras y la gastronomía. 

Reservaremos una tarde del fin de semana para visitar Ginza, aprovechando que de 12 a 17 horas cierran al tráfico rodado su calle mayor, Chuo Dori.

Ginza está plagado de las tiendas que todos conocemos o deseamos, así como de grandes almacenes (Mitsukoshi, Matsuya o Marronnier Gate) en los que la noción del tiempo se pierde fácilmente. Aprovecharemos que estamos en la zona para asistir a una obra de «kabuki» en el Teatro Kabukiza o para una cena original en los 700 metros que abarca el interesante distrito Yurakucho Gado-shita, cuyos restaurantes están construidos dentro de los arcos de ladrillo bajo las vías del tren de la estación Yurakucho.

3. Tokio Dome City, la ciudad dentro de otra ciudad. 

Bajándonos en las estaciones Suidobashi (tren), Korakuen o Kasuga (ambas de metro) llegaremos a este conocido distrito del entretenimiento. Al salir del metro nos dirigiremos al cercano y pacífico Koishikawa Korakuen, un magnífico parque perfecto para pasear (no nos perderemos el circulo perfecto que dibuja el puente de la luna al reflejarse en el agua), relajarse y disfrutar del entorno. Tomaremos asiento y miraremos más allá de sus verdes confines, pues solo desde la paz de un lugar tan zen podremos asimilar todo lo que nos rodeará.

Nuestros ojos no creerán lo que están viendo.

Tras los límites de Koishikawa Korakuen distinguiremos un parque de atracciones, con su colosal noria y su montaña rusa gigante e imposible, así como la cúpula de un estadio de baseball (el Tokyo Dome), complejos de tiendas, restaurantes, un mega spa (LaQua), un rascacielos que es un hotel… Loco, ¿verdad? Tokyo Dome City es un rincón alucinante.

4. Tokyo Skytree, la urbe a vista de pájaro.

La torre de 29 plantas (la más alta de Japón) es otra dosis alucinante de la metrópolis que todo lo cura, desde la que se disfruta de una sensación extraña: la de estar flotando en el espacio. La panorámica desde Sorakara, su punto máximo, es memorable.

5. El distrito Ueno y sus maravillas: parque Ueno + el mercado callejero Ameyoko. 

El parque Ueno es un imprescindible de Tokio. Más que un espacio verde, tal rincón cultural y vital de los tokiotas se erige, por méritos propios, como uno de los centros neurálgicos de la capital de Japón.

Podríamos seguir horas, ¡hay tanto que contar de Tokio! Por ahora nos despedimos con un último mensaje en forma de advertencia: aunque la capital de Japón no tiene efectos secundarios, se han dado casos de viajeros que han necesitado volver para repetir las dosis. Dicho esto, ¿ponemos fecha para empezar el tratamiento? Volemos a la capital de Japón y sintámonos como «Alicia en el País de las Maravillas».

Foto| Nisa yeh

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