El Desierto de los Leones, uno de los secretos verdes de la Ciudad de México

28/03/2018

Todos sabemos (o intuimos al menos) que Ciudad de México es una gigantesca capital, única, cosmopolita y sorprendente. Más allá de los tradicionales atractivos de cara al visitante, los grandes parques de la ciudad ofrecen oportunidades de conectar con la naturaleza al tiempo que se escapa del bullicio urbano. No hace falta ir muy lejos para llegar al Desierto de los Leones, un Parque Nacional ubicado justo en el límite occidental de la metrópoli, a pocos kilómetros del centro. ¿Lo más curioso? Que ni es un desierto ni hay leones esperándote. ¡Acompáñanos!

Su nombre, en realidad, procede de dos hechos: el primero, porque se pretendía que fuera un espacio de paz y reflexión, de ahí la palabra desierto; el segundo, porque se cree que esas tierras pertenecieron en algún momento a una familia llamada León.

A principios del siglo XVII, la zona fue sede de varios conventos y ermitas, siendo posible visitar en la actualidad la más reciente. Durante la Guerra de Independencia de México, los monjes carmelitas descalzos se marcharon de ahí y, después de un tiempo como cuartel general militar, el área se convirtió en Parque Nacional en 1917. Hoy día, este enorme bosque de 1.866 hectáreas es un oasis fresco, húmedo y frondoso, con diversos arroyos y cascadas y con una interesante variedad de árboles como pinos, abetos y robles; su espléndido convento (arriba) y los jardines circundantes siguen siendo el centro del parque. Algunas partes del monasterio han sido convertidas en museos para mostrar la vida y tiempos de los monjes que una vez residieron aquí.

También puedes visitar los oscuros túneles y catacumbas que se encuentran debajo, así como degustar sabrosas quesadillas y tacos, con tortillas hechas a mano, en los pequeños restaurantes adyacentes al convento. Es probable que también te encuentres con alguna sesión fotográfica de quinceañera (en México, la celebración de los 15 años es un momento cumbre para cualquier niña) en los jardines o una boda saliendo de la iglesia. También se celebran aquí exposiciones, teatros, conciertos o ferias.

¿Tienes espíritu aventurero? En ese caso puedes recorrer las numerosas rutas de senderismo del parque a pie, en bicicleta o a caballo. Podrás detenerte en algunas ermitas del recorrido o hacer una barbacoa en las cabañas instaladas en el camino, paseando junto al río en la parte inferior. Existe la opción de contratar un guía para el trayecto, que te indicará más información sobre los ecosistemas naturales y te ayudará a descubrir la fauna del parque; no en vano, hay censadas más de cien especies de aves, treinta tipos de mamíferos -incluidos coyotes, zorros grises, ciervos de cola blanca, murciélagos-, siete especies de anfibios y nueve familias de reptiles.

Es realmente increíble pensar que toda esta naturaleza y tranquilidad se encuentra tan cerca de una de las ciudades más pobladas del planeta. Estamos convencidos de que disfrutar de una tarde o de un día el Parque Nacional del Desierto de los Leones agregará a tu experiencia viajera una nueva dimensión que pocos otros experimentan en su viaje a la capital del país.

Imagen | Suriel Ramzal