Decir Viena es decir música, es decir cultura

03/04/2019

Son pocas las ciudades que pueden presumir de haber estado ligadas a la música de un modo tan fiel, tan fidedigno, tan sincero como Viena: Strauss, Schubert, Gluck, Beethoven, Vivaldi, Haydn o Mozart (sí, sobre todo Mozart) son sólo algunos de los muchos compositores que nacieron, residieron o recorrieron la capital de Austria para dejar una impronta imborrable en el imaginario colectivo.

Un vínculo que bien conoce Iberia, cuya ruta entre Madrid y Viena acaba de cumplir cincuenta años. Cinco décadas que representan un auténtico nexo para con uno de los destinos más bellos de Europa, unión tan inequívoca que incluso se amplió la frecuencia de conexión para llegar a los tres vuelos de conexión entre ambas prácticamente todos los días. Así que hoy, a modo de celebración y homenaje por este aniversario redondo, volamos una vez más a la capital mundial de la música para realizar un recorrido temático. ¡Acompáñanos!

Hablar de Viena es hablar de música, inexorablemente, y es que muchas de las grandes figuras del cuarto arte grabaron a fuego su huella en esta ciudad a lo largo de la historia; recorrerla siguiendo los pasos de algunos de estos nombres supone una forma original de conocer sus rincones más destacados.

Johan Strauss, por ejemplo, es uno de sus hijos predilectos, rey del vals y compositor de El Danubio Azul, himno oficioso del país y reclamo de cualquier buena y clásica velada que se precie: aquí podrás conocer la casa donde vivió durante más de siete años (Praterstrasse, 54), hoy convertida en museo con mobiliario, instrumentos originales y retratos del autor, el Theater an der Wien, de marcado estilo imperio y donde estrenó buena parte de sus operetas, y también la imponente Karlskirche (Iglesia de San Carlos Borromeo), una inconfundible combinación de estilos barroco y rococó, donde se casó con su segunda mujer, Angelika Dittrich. Especialmente llamativa resulta la estatua dorada en homenaje a Johan Strauss que encontrarás en el Stadtpark (arriba), de las más fotografiadas de la ciudad.

Tanto o más relevante para la historia de Viena fue Franz Schubert, un genio en el sentido más estricto del término y que llevó una vida rodeada de intelectuales y ambientes bohemios, contrario al elitismo que se presuponía para su época; muy influenciado por la obra de Beethoven y alumno de Antonio Salieri, compuso a lo largo de su vida misas, óperas, corales y sobre todo piezas del género lied, breves composiciones para piano y voz, consideradas antecedentes de la canción moderna). En la capital austríaca podrás visitar la casa natal de Schubert (Nußdorfer Strasse, 54), donde encontrarás cuadros, primeras ediciones de sus obras y sus famosas gafas de níquel, y también la vivienda donde falleció en 1828 (Kettenbrückengasse, 6), que alberga algunas de las obras que compuso antes de morir, su última carta escrita a mano y profusa documentación sobre su entierro. También cuenta con su merecido monumento en forma de estatua en el Stadtpark.

Aunque natural de Salzburgo, la etapa musical más prolífica y exitosa de Wolfgang Amadeus Mozart coincidió con su estancia en Viena, una aventura que comenzó en el excelso Palacio de Schönbrunn al dar su primer concierto en el Salón de los Espejos ante, nada más y nada menos, la emperatriz María Teresa; seis años tenía entonces el joven niño prodigio. Fue en la esbelta Michaelerkirche (Iglesia de San Miguel, arriba) donde se tocó por primera vez su famoso Réquiem: hablamos de un templo construido en el siglo XIII en estilo románico (de los pocos que quedan hoy en la ciudad) muy conocido por su órgano de 1714 y por su cripta, cuyas particulares condiciones climáticas permiten a los cuerpos momificarse en lugar de descomponerse.

Siguiendo a Mozart también podemos pasar por la Österreichische Nationalbibliothek (Biblioteca Nacional de Austria), donde interpretaba los conciertos de Sonntagsakademien, por la siempre espectacular Catedral de San Esteban, donde se casó con Constanze Weber en 1782, o por la casa donde vivió durante tres años (Domgasse, 5), un edificio de cuatro pisos que narra la historia del compositor en la capital austriaca y su relación con la masonería.

Y será Mozart quien haga de nexo para llegar a la Wiener Staatsoper (arriba), emblema musical de la ciudad y uno de los teatros de mayor prestigio en el mundo, pues se inauguró en 1869 con su obra Don Giovanni: en este edificio de estilizada arquitectura neorrenacentista se dan cita cada año alrededor de trescientas representaciones de ópera y ballet, siempre del más alto nivel. Su interior es aún más grandilocuente si cabe, puro lujo para los sentidos, algo que podrás contemplar en una de las visitas guiadas que ofrecen. Y atento, porque el precio de las entradas te sorprenderá para bien.

Justo este año se cumplen 150 años de su inauguración y, entre las diversas actividades programadas para celebrar la efeméride, destaca el estreno de La mujer sin sombra, de Richard Strauss, que tendrá lugar el próximo 25 de mayo; además, entre abril y diciembre se retransmitirán en vivo y en directo unas ochenta actuaciones en la Plaza Herbert von Karajan, frente al propio edificio de la ópera, en una pantalla de 50 metros cuadrados.

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