Cantabria y sus Valles Pasiegos: un paraíso natural mucho más cerca de lo que imaginas

14/12/2020

Reconoce que resulta automático, casi un acto reflejo: alguien te cuenta que ha estado de vacaciones en Cantabria y tu cabeza empieza a mostrar imágenes de verdes (verdísimas) e infinitas praderas, bucólicas poblaciones que surgen entre montañas y paisajes naturales de una belleza difícilmente comparable. Sí, no mires para otro lado, porque te acaba de pasar a ti también. El estereotipo con el que todos asociamos a Cantabria existe, lo llevan con orgullo en la región, hasta el punto de quedar representado a la perfección en la comarca de los Valles Pasiegos.

Y es que los ríos Pas, Pisueña y Miera dejan a su paso hermosos valles que, desde hace décadas, se han convertido en un gran atractivo para quienes añoran la naturaleza en plenitud y disfrutan de los beneficios de respirar aire puro; una filosofía que cobra aún más sentido, si cabe, en estos momentos en que nos recomiendan evitar multitudes y gestionar nuestras vidas con sosiego. Por todo ello, además de por su patrimonio histórico-artístico y su excelente gastronomía, los Valles Pasiegos son un auténtico referente para cualquier amante de la naturaleza que se precie. ¿Nos acompañas en esta ruta por Cantabria?

La zona toma su nombre de los ganaderos pasiegos, pobladores que practicaban la trashumancia: movían a los animales a diferentes alturas y, como peculiaridad, se mudaban ellos mismos (en muchos casos) junto con sus familias, de ahí que cada ganadero tuviera varias cabañas repartidas por los valles; las villas pasiegas de Vega de Pas o San Roque del Riomera se erigen aún hoy día como buenos ejemplos de esta tradicional forma de vida.

La comarca de los Valles Pasiegos se compone de una quincena de pequeños pueblos de entre quinientos y dos mil habitantes, todos ellos inmersos en espléndidos entornos naturales. Los núcleos más importantes son Liérganes, Villacarriedo y Selaya, tres enclaves que tienen en común unas bellísimas panorámicas refrendadas por montañas y verdes pastos que se extienden hasta en el horizonte pero que, para suerte del visitante, también cuentan con llamativas singularidades:

  • Liérganes. Su imponente casco histórico repleto de casonas populares y arquitectura clasicista de los siglos XVII-XVIII solo compite en fama con las aguas termales mineromedicinales de su mítico balneario, que se nutren del manantial de la Fuente Santa y son ideales para una jornada de relax. El Puente Romano (siglo XVI) sobre el río Miera, la estatua de bronce en honor al Hombre Pez (leyenda que narra cómo un vecino del pueblo desapareció en el río y apareció en Cádiz cinco años más tarde) y el Ecomuseo-Fluviarium, que muestra los elementos etnográficos y naturales más emblemáticos de la zona, son puntos sobresalientes en la localidad.

 

  • Villacarriedo. Destaca a nivel natural por las hermosas laderas y por los las poblaciones de alisos, robles y hayas que lo circunvalan, una opción excepcional para disfrutar del aire libre y respirar aire puro; por su parte, el palacio barroco de Soñanes (siglo XVIII) y el Colegio de los Escolapios conforman su santo y seña a nivel arquitectónico.

 

  • Selaya. Es el más poblado de los tres, pero no llega siquiera a los dos mil habitantes. Ubicado en pleno Valle de Pisueña, las vistas que disfrutarás desde aquí son especialmente llamativas en la temporada de nieve, cuando las montañas que lo rodean se visten de un blanco impoluto. Del casco urbano compuesto por casonas, iglesias y ermitas, destaca el Santuario de Nuestra Señora de Valvanuz, que alberga la imagen gótica que la virgen que le da nombre y a la que los pasiegos profesan gran devoción. Dan buena fe de ello cada 15 de agosto en las fiestas populares que se celebran en su honor.

Al tratarse de un excelente enclave natural, la comarca ofrece también numerosas opciones para disfrutar del senderismo y adentrarse un poco más en su verde corazón; las hay para todos los gustos y condiciones físicas, incluyendo hasta itinerarios en los que ir en familia, pero destacaremos las (probablemente) tres más conocidas: la primera, esa que asciende hasta el Alto del Caracol tras recorrer los valles de Miera y Pisueña. Ruta circular de cinco horas, dificultad intermedia, pero que merece la pena por sus panorámicas espectaculares desde la parte más elevada; la segunda, la ruta de los Miradores de Valnera, también circular y con unas seis horas de duración, rodea la cuenca alta del río Pandillo y ofrece al visitante paisajes verticales y ecosistemas donde reinan hayas y brezos; y, por último, la que discurre por la Sierra del Caballar, más enfocada a escapadas familiares y que muestra una clara separación de paisajes prelitorales cántabros y pastos interiores para deleitarse con el esplendor de los Valles Pasiegos en plenitud. Sea cual sea la que elijas, los paisajes te acabarán enamorando.

Razones para conocer la zona ya hemos nombrado varias, pero aún resta una no menos importante: la gastronomía. En ocasiones previas hemos hablado sobre el gran sabor y contundencia de los cocidos cántabros, como el montañés o el lebaniego, pero nunca nos habíamos detenido en el cocido pasiego, estrella del lugar: tiene la peculiaridad de incorporar carne de oveja en vez de vaca, la sopa se prepara con pan y, además, los garbanzos y la berza se comen juntos con pequeños pedazos de carne por encima; plato único, por supuesto, en el que resume la esencia culinaria de Cantabria. También resulta obligado degustar otros platos de cuchara como los caricos estofados (alubias rojas típicas de la región), carnes como el lechazo y, por supuesto, postres con denominación de origen como los famosos sobaos pasiegos (encontrarás auténticos obradores en Selaya) o las no menos conocidas quesadas pasiegas, con productos llegados directamente de los verdes prados donde pasta el ganado. ¿Mayor proximidad? Imposible.

Verdes praderas, imponentes montañas, ríos que dejan hermosas cuencas a su paso; bocanadas de aire puro, rutas de senderismo para todos los niveles y una gastronomía de primera. ¿Qué más necesitas para animarte a conocer los Valles Pasiegos, un gran orgullo de Cantabria?

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