No hace falta explicar, a estas alturas, que el clima es un factor determinante a la hora de planificar un vuelo. Algunos de los fenómenos meteorológicos más frecuentes no revisten importancia o son fácilmente evitables; otros, sin embargo, deben tenerse en cuenta, y pueden causar el cambio de ruta o la cancelación del vuelo. Hoy vamos a conocer un poco más a fondo cómo afectan las borrascas a los aviones, cómo las detecta un piloto y por qué se les pone nombre.
¿Qué es exactamente una borrasca?
Una borrasca es, técnicamente, una zona de baja presión; una masa de aire donde dicha presión es inferior a la del aire que la rodea. Es el opuesto al anticiclón, donde la presión atmosférica es alta. Diciéndolo de una manera mucho más simplificada, una borrasca equivale a lo que comúnmente denominamos mal tiempo: a una borrasca se asocian vientos más o menos fuertes, lluvias, temperaturas bajas, granizo, nieve…
Una borrasca provoca un enfriamiento del aire, lo que lleva a una condensación de este y a la subsiguiente formación de nubes: por eso es habitual que se den precipitaciones, ya que durante la borrasca se dan las condiciones perfectas para que ocurra.
Ahora bien, ¿son todas las borrascas iguales? Por supuesto que no. Como cualquier fenómeno climatológico, hay distintos grados. Las más fuertes son las que se denominan borrascas de gran impacto. Luego volveremos a ellas.
¿Cómo afecta una borrasca a la planificación de un vuelo?
Todos hemos estado en algún momento pendientes del tiempo que va a hacer, especialmente si tenemos que desplazarnos. Esto no nos diferencia de un piloto cuando planifica su próximo vuelo. La climatología define la ruta que vamos a seguir… o si podemos o no iniciarla.
Partiendo de esta base, ¿pueden los aviones volar en el interior de las borrascas? Sin duda. Para que nos hagamos una idea, los aviones están actualmente preparados para volar incluso dentro de fenómenos climatológicos mucho más extremos, como un huracán. Pero, por comodidad y tranquilidad para los pasajeros, la primera opción es, siempre, evitarlas.
Herramientas de las que disponen los pilotos y aviones para hacer frente a borrascas
Como ya sabemos, en un plan de vuelo la meteorología tiene un peso enorme. Entre las herramientas con las que cuentan los pilotos está lo que se denomina carta meteorológica. Este servicio lo proporciona, en nuestro país, la Aemet. Cada carta tiene una validez de seis horas, de manera que la información sobre posibles cambios del clima sea lo más precisa posible. De este modo, el plan de vuelo se puede ejecutar con la información más realista, y diseñar una ruta que evite el cruce de una borrasca.
Otro de los instrumentos que permiten a un piloto detectar tramos con climatología adversa es el radar meteorológico, de manera que es poco probable que haya que cruzar una borrasca. Pero ¿y si sucede? ¿Y si hay que atravesarla? Ya hemos comentado que un avión en la actualidad está preparado para cruzarfenómenos mucho más importantes que una zona con nubosidad intensa. La cuestión es que, mientras se atraviesa, la visibilidad es reducida y hay que recurrir a otra de las herramientas con las que cuentan los aviones: las IFR o reglas de vuelo por instrumentos.
IMC e IFR
IMC (instrument meteorological conditions) o condiciones meteorológicas para el vuelo instrumental es el término que se utiliza en aeronáutica para referirnos a esas situaciones en las que un fenómeno adverso hace que un piloto vuele bajo las reglas de vuelo por instrumentos (IFR o instrumental flight rules), ya que en esas circunstancias de baja visibilidad y la sensación es como si te pusieran un antifaz y no supieras lo que hay fuera, pero gracias a los instrumentos, como las pantallas, que vuelcan toda la información de las tormentas así como la trayectoria de vuelo, para guiar al avión por zonas donde la turbulencia va a ser ligera, para que los pilotos pueden atravesar las borrascas sin problema.
¿Por qué llevan nombre las borrascas?
Habrás visto más de una vez a los meteorólogos o periodistas llamar a una borrasca por un nombre propio masculino o femenino. ¿Todas las borrascas son bautizadas? No, ni mucho menos. Una borrasca es un fenómeno demasiado frecuente, y solo las que pueden generar situaciones complicadas para la seguridad no ya de un vuelo, sino también a pie de calle, tienen nombre propio. Son las denominadas borrascas de gran impacto, con fuertes vientos y causantes de alertas naranja o roja.
¿Por qué se les pone nombre? Sencillamente, porque facilita la comunicación. Si hablamos de Katrina o de Filomena, por nombrar solo dos, la información que se ofrece en torno a ellas se graba más en la memoria colectiva que si hablamos de «borrasca de gran impacto». De este modo, se presta mayor atención a los avisos a la ciudadanía para que eviten desplazamientos y, con ello, el mayor número posible de tragedias.
Criterio para ponerles nombre a las borrascas
En primer lugar, el potencial impacto. Pero ¿qué nombres se usan? Se alternan los nombres masculinos y femeninos (uno de cada), y se sigue el orden alfabético evitando letras como la Q, la Y, la Z… Aemet ha bautizado algunas de esta temporada 24-25, y el listado de nombres de este año meteorológico es este: Aitor, Berenice, Caetano, Dorothea, Enol, Floriane, Garoé, Herminia, Ivo, Jana, Konrad, Laurence, Martinho, Nuria, Olivier, Pauline, Rudiger, Salma, Timothée, Vanda y Wolfgang.