Ella es esa novia guapa y moderna por la que todos nos envidian. Se llama Barcelona y nos lleva de la mano por las Ramblas, el paseo de la ciudad por antonomasia, que bulle a cualquier hora. Y por aquí no solo se camina: se bebe agua en la fuente de Canaletas (donde los hinchas del Barça celebran sus triunfos), se compran flores, se lee un libro sentado en un banco, se observan las actuaciones callejeras, se compra el periódico, se beben cafés, carajillos, zumos de frutas y gin tonics. Atención a sus preciosas fachadas con detalles art decó. La guapa quiere que vayamos a su Barrio Gótico, donde se siente el pulso histórico de la ciudad convertido en piedra: Plazas del Rei, de la Seu, de Sant Felipe Neri, de l’Angel, de Sant Just y de Sant Jaume. Admire en este último lugar los palacios del Ayuntamiento y de la Generalitat, cada uno escrutando al otro. Piérdase por sus laberintos llenos de cafés, galerías de arte y tiendas exquisitas. Y no hay que olvidar ese oasis de la Plaça Reial, donde se junta lo más variopinto de Barcelona.
Si se cruza la elegante Via Laietana se llega al barrio del Born, una retícula de callejuelas donde se encuentran el Palau de la Música Catalana, el Museo Picasso y la iglesia de Santa María del Mar (inspiró el famoso libro La catedral del mar, de Ildefonso Falcones). Pronto se llega al Passeig de Lluís Companys, donde se erige orgulloso el Arco del Triunfo. Seguro que le apetece sentarse un rato al fresco. Lo puede hacer en el Parc de la Ciutadella, escuchando los chorros de su fuente ornamental.La guapa se va cañas y a lucir palmito a la Barceloneta, ese barrio de pescadores que se transformó con la bomba de oxígeno que supusieron los Juegos Olímpicos. En la zona no faltan las esculturas urbanas, un nuevo y moderno mercado, el Puerto Olímpico y edificios de cristal como el de Gas Natural. Las dos torres (Mapfre y Hotel Arts) configuran su archiconocido perfil junto al mar. Hacia el lado opuesto, tirando al final de las Ramblas, el Port Vell nos devuelve sus destellos con el complejo comercial Maremagnum y el acuario. Turistas y barceloneses van, vienen, se dan la mano e inician besos.
El mundo entero vive en el barrio del Raval. Aquí conviven multitud de razas junto a una escultura de un gato gordo de Botero y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). En Montjuïc está parte del legado de las Olimpiadas (Palau Sant Jordi y Estado Olímpico), además del Museo Nacional de Arte de Cataluña, la Fundación Joan Miró, el castillo de Montjuïc y el Pueblo Español. La guapa quiere que veamos su elegante, burgués y sofisticado Eixample, el barrio cuadriculado que se construyó en el siglo XIX. Obligadísimo visitar la Sagrada Familia, la Casa Milá de Gaudí y la Manzana de la Discordia. Modernismo en estado puro. Lo último es el fantasioso Parque Güell, también de Gaudí, y el barrio de Gracia, lleno de bares, tiendas, galerías de arte y teatros. Si se camina mucho durante el día, lo más probable es que uno acabe reventado. Nosotros nos iremos a dormir, pero la guapa quiere salir de marcha. Y al día siguiente, incluso con resaca, se levanta igual de preciosa.
Datos útiles
- Barcelona tiene 1.620.000 habitantes y casi dos millones más con su área metropolitana.
- El clima de la ciudad condal es mediterráneo: las temperaturas son cálidas en verano y suaves en invierno. Casi nunca se producen heladas y raramente se bajan de los cero grados.
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Foto | MorBCN
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