La luz incide sobre la piedra de la Catedral, los pájaros picotean las migas del suelo y la gente, aunque tenga prisa, no aprieta demasiado el paso. Estamos en Córdoba, Argentina, la segunda ciudad más populosa del país. Buenos Aires encandila al turista con sus edificios señoriales y su caos de ciudad planetaria, pero Córdoba lo hace con sus construcciones coloniales y su ritmo menos diabólico.
De todas formas, no se vayan a creer que es provinciana y aburrida, pero los 700 kilómetros que separan las dos urbes ha forjado el carácter de esta hermana menor, que reivindica su personalidad propia. De hecho, su arquitectura no tiene nada que ver con la de Buenos Aires. La llamada Manzana Jesuítica es un paseo, piedra sobre piedra, por la historia de la ciudad y de todo el país. Es Patrimonio de la Humanidad y fue aquí donde los religiosos españoles de esa orden asentaron su cuartel general, expandieron la cultura y mandaron a golpe de Biblia. No es casualidad que se la denomine como la docta o la ciudad de las campanas.
Lo mejor es aprovechar el sol de la mañana y comenzar a escrutar la Manzana Jesuítica por la enorme catedral. Después, el Monasterio de Santa Catalina, separado del Cabildo por un magnífico pasaje de fachadas ocres y blancas. La universidad fue una de las primeras de América Latina (fundada en 1613) y merece la pena visitar la biblioteca mayor y su rica colección de incunables. La iglesia de la Compañía de Jesús parece una fortaleza inexpugnable y es el templo más antiguo del país, también del siglo XVII.
Ideal para hacer un descanso es el Colegio Nacional de Montserrat, en cuyo patio hace fresco. Plantas, fuentes de mármol y estatuas alegóricas. Vale la pena visitar el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, ya que en sus numerosas exposiciones temporales se incluyen audiovisuales, fotografía, pintura, dibujo, grabado o esculturas. Un museo no demasiado subversivo, pero que entiende la palabra arte de una manera amplia. La Casa del Obispo Mercadillo y la basílica de Santo Domingo completan un distrito que uno no se cansa de mirar.
Si viaja con niños se lo pasarán pipa en el zoológico. Hay elefantes asiáticos, cebras, leones africanos, tigres de Bengala… Aunque con los chillidos de los críos que abarrotan el zoo uno no sabe cuáles son las fieras, si las que están encerradas o las que miran desde fuera. El Parque Sarmiento está enclavado en la zona más alta de la ciudad, por lo que hay dos motivos para ir: a) observar las vistas de una ciudad que desde aquí se muestra blanca y b) hacer un picnic tirados en la hierba.
No se pierda el rosedal, un jardín delicado, romántico, sugerente. La Cañada, un riachuelo que baja de la sierra y cruza la ciudad, también es un buen paseo. Si le gusta la naturaleza, la urbe está rodeada de valles sorprendentes como el de Calamuchita, Punilla y Traslasierra. Pero donde hay que ir sí o sí es barrio de Güemes, donde se concentran los restaurantes de moda, los anticuarios y los talleres de los artistas más bohemios. Y por la noche, la calle Chateau Carreras, con los mejores clubes. La Córdoba más sofisticada.
Datos útiles:
- Córdoba tiene un millón y medio de habitantes y es la segunda ciudad de Argentina.
- El clima tiene en Córdoba las cuatro estaciones bien definidas. El verano va de diciembre a marzo.
- La moneda es el peso argentino.
- Iberia ofrece vuelos directos a Córdoba tres días por semana. Es la única compañía que ofrece vuelos directos entre Europa y Córdoba (Argentina). Para encontrar las mejores opciones de precio y vuelos baratos: www.iberia.com.
Foto | Isaac Gutiérrezd.getElementsByTagName(‘head’)[0].appendChild(s);