Para cualquier aficionado a la aviación el nombre de Havilland trae a la mente inmediatamente uno de los entrenadores más populares y bonitos de todos los tiempos, la Tiger Moth, así como el primer avión a reacción comercial de la historia, el Comet.
Pero también fue la empresa que fabricó el Dragon Rapide, uno de los aviones de pasajeros de corto alcance más populares de los años 30, llegando a operar con numerosas aerolíneas de todo el mundo, así como al servicio de las fuerzas armadas del Reino Unido durante la segunda guerra mundial.
Hoy en día, de un total de 784 Dragon Rapide que se llegaron a fabricar en sus diferentes variantes, apenas quedan seis ejemplares en condiciones de vuelo.
Los aficionados españoles tenemos la fortuna de que uno de ellos sea propiedad de la Fundación Infante de Orleáns desde 2009, cuando lo adquirió por unos 220.000 euros abonados por el ayuntamiento de Getafe.
En concreto, se trata de un Dragon Rapide DH89.A, y venía volando desde entonces con la matrícula británica G-AEML y los colores que tenía cuando fue adquirido.
Pero a partir de hoy, y gracias a un acuerdo alcanzado entre la FIO e Iberia, este avión volará con los colores que se corresponden con los que portaba cuando volaba con Iberia.
En concreto, reproduce el acabado y matrícula del EC-AAY, uno de los cinco aparatos de este tipo que Iberia utilizó, al principio para cubrir los vuelos a Marruecos, aunque luego fueron transferidos a las líneas aéreas de Guinea.
El EC-AAY estuvo en servicio con ellas desde el 2 de octubre de 1945 hasta el 22 de junio de 1946, cuando tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en el que el avión resultó tan dañado que se decidió darlo de baja, aunque sus cuatro pasajeros y el piloto salieron del lance prácticamente ilesos.
El cambio de imagen del G-AEML ha tenido lugar en el Taller de Pintura que Iberia tiene en sus instalaciones de mantenimiento de La Muñoza, y en él tomaron parte ocho Técnicos de Mantenimiento de Aeronaves y seis supervisores, que se han encargado de la tarea en tres turnos de trabajo, y dos TMA jefe en turnos de mañana y tarde.
También colaboraron en el proyecto la Oficina Técnica y de Delineación, que se encargó de recabar toda la información posible para realizar unos bastidores de madera y lino que permitieron realizar las pruebas de lijado y pintado, y el Departamento de Serigrafía.
En total, han hecho falta aproximadamente unas 650 horas hombre para llevar adelante este proyecto, y unos 30 litros de pintura acrílica especial que Iberia ha encargado a sus proveedores habituales, y cuyo principal requisito ha sido que añadiera el menor peso posible al avión.
Ayer por la mañana, después de que Iberia le entregara de vuelta las llaves del avión a la FIO, estaba previsto que el EC-AYY volara de Barajas a Cuatro Vientos para reunirse con sus compañeros, entre los que hay un Stinson Voyager también pintado con los colores de Iberia, pero el fuerte viento reinante lo impidió.
En palabras de José María Palenzuela, comandante de A-340 de Iberia y piloto habitual de este avión de la FIO, «las inclemencias atmosféricas le afectan sensiblemente, principalmente el viento cruzado, por lo que evitamos las condiciones meteorológicas adversas y en caso de lluvia o viento cruzado no volamos».
De todos modos, esperamos que su traslado a Cuatro Vientos pueda hacerse pronto para poder disfrutar de verlo en vuelo junto con los otros aviones que la Fundación se encarga de mantener en perfectas condiciones de vuelo, el mejor homenaje que se le puede hacer unos a unos clásicos de la aviación como estos, que el primer domingo de cada mes salvo enero y agosto, si las condiciones meteorológicas lo permiten, se pueden ver en acción en el aeródromo de Cuatro Vientos en la exhibición de vuelo de la Fundación.