¿Dónde está el Rick’s Café?

18/04/2011

Hollywood puede hacer maravillas. La tensión amorosa entre Ingrid Bergman y Humphrey Bogart en la película Casablanca, de 1942, sigue provocando que grupos de turistas vayan por la ciudad marroquí intentando descubrir, con ayudas de folletos dudosos, cuál es el verdadero Café Rick’s, donde tiene lugar buena parte de la trama. Desengáñese a tiempo: el lugar no existe. De hecho, el filme se rodó íntegramente en Estados Unidos. Ninguna persona del equipo puso el pie en Casablanca. Usted lo tendrá que poner si quiere descubrir un lugar a medio camino entre la realidad y la leyenda. Entre Oriente y Occidente. Entre el fervor religioso diurno y la libertad nocturna. Esta ciudad se cree bipolar.

La espuma del Océano Atlántica estalla con fiereza en sus playas, de arena fina. En la medina antigua no hay GPS que valga, así que no habrá más remedio que callejear por las intrincadas calles y descubrir rincones, olores y sonrisas. Fíjese en el color de las casas: blanco, blanco y blanco. De ahí viene el nombre de la urbe. Compre souvenirs, zapatillas, alfombras, monederos y telas. Siempre utilizando el regateo, todo un ritual que no es más que una manera de entablar relación con el otro. Así de dicharacheros son los marroquíes. Existe otro zoco más moderno, pero igual de divertido, dentro de la medina nueva, en el barrio de los Habous. A unos pasos se sitúa el Palacio Real.

Hágase una foto con las murallas de fondo y observe la Puerta de la Marina para luego acercarse a la mezquita dieciochesca de Jamáa el Hamra. Sorprende más la Gran Mezquita de Hassan II, concluida en 1993 y con un minarete de 210 metros que la convierte en la edificación religiosa más alta del mundo. Se puede visitar. Dentro esperan azulejos, hammams, escayola en los techos, columnas de mármol, lámparas de cristal de Murano y detalles de cerámica. Es enorme. Se escuchan los cuchicheos de los que rezan en dirección a La Meca.

Casa, como la llaman cariñosamente sus habitantes, también tiene grandes avenidas y bulevares, sello inconfundible de la época del protectorado francés. La Plaza de las Naciones Unidas es el corazón de la ciudad y está cuajada de restaurantes y terrazas, así que bien vale un almuerzo o un té al sol. En la Plaza de Mohammed V, el centro administrativo, está el Palacio de Justicia. Al lado, el Parque de la Liga Árabe, un gran pulmón verde con cafeterías al aire libre y fuentes. Descanse en uno de sus bancos y vea pasar la vida marroquí, donde bailan viejas tapadas hasta la boca y jovencitas de vaqueros ajustados y aires europeos. Vaya fijándose en los edificios art decó, un estilo que triunfó mucho en Casablanca: la iglesia católica del Sacré-Coeur, el Ayuntamiento y la sede central de Correos, por poner tres ejemplos. La Corniche, junto a la playa, es la zona de marcha. No se crea que la urbe es mojigata. Para nada. El alcohol y los bailes seductores van de la mano sin censura. Shhh, que nadie se chive a Mohammed VI.

Datos útiles:

  • Casablanca tiene 6 millones de habitantes.
  • El clima es como el mediterráneo, con suaves inviernos húmedos y veranos secos, pero no demasiado calurosos. El Atlántico hace que haya muy poca variación de temperatura entre las estaciones.
  • La moneda es el dirham.
  • Iberia ofrece vuelos a Casablanca desde Madrid, con una frecuencia de hasta dos diarios. Los mejores precios siempre marcando «soy flexible en fechas» en Iberia.com.

Foto | Angel-Gonzalez.es

ARTÍCULOS RELACIONADOS
COMPARTE ESTE ARTÍCULO