La zona de Conde Duque, en Madrid, no para de revitalizarse. Si mantiene el ritmo actual, pronto se convertirá en la zona de moda de la capital. Junto a sus tiendas de ropa cool, el rehabilitado Cuartel del Conde Duque, las librerías, los restaurantes y las cafeterías, el pasado mes de noviembre apareció un nuevo habitante. Es el Museo ABC de Dibujo e Ilustración, situado en la calle de Amaniel 29-31, a un paso de la Plaza de las Comendadoras. Más de 3.500 metros cuadrados distribuidos en seis plantas y dos grandes salas de exposiciones.
Además de la conservación, estudio y difusión de la colección del periódico, que comenzó a gestarse en 1891 y atesora obras de Juan Gris, Dalí, Benlliure, Mingote, Enric Climent, Sáenz de Tejada o Penagos, este centro pretende ser un laboratorio de ideas activo y dinámico en el que también tendrán cabida la animación y el cómic. Es, más allá de los templos del arte clásico como el Museo del Prado, un centro dedicado a la producción y difusión del dibujo y la ilustración contemporáneos.
La fachada del centro sorprende. Es blanca y de un diseño vanguardista. Se fusiona con el edificio de ladrillo original, que fue la primera fábrica de la cerveza Mahou en Madrid. A ese material primigenio se suma el cristal, el metal y unos lucernarios horadados en el suelo de la plaza principal, que funciona como atrio de entrada al centro. Vale la pena visitarlo para comprobar cómo la nueva arquitectura puede dialogar con un edificio como el convento de las Comendadoras, justo enfrente. Y sobre todo hay que visitarlo por la exposición que acoge hasta el 12 de junio. Hasta ese día exhibe los storyboards originales de Akira Kurosawa (1910-1998), el gran director de cine japonés. La muestra introduce al público en su imaginario visual a través de 120 dibujos utilizados durante los rodajes de sus seis últimos trabajos: Kagemusha, la sombra del guerrero (1980), Ran (1985), Los sueños de Akira Kurosawa (1990), Rapsodia en agosto (1991), Espera un poco (1993) y El mar que nos mira (2002), terminada por su discípulo Kei Kumai.
La exposición, titulada Los dibujos de Akira Kurosawa. La mirada del samurai aporta información biográfica del director, como el hecho de descender de una familia de samuráis cuyos orígenes se remontan al siglo XI o la influencia de su padre, que le inculcó el sentido de la disciplina y el conocimiento de la historia y la cultura occidental. Kurosawa quiso ser pintor en un principio, pero el cine cada vez le concitó más interés. En sus películas podemos observar el interés por la imagen pictórica, la luz, el color, los contrastes, las texturas, la composición, las perspectivas y las atmósferas. Exactamente igual que un cuadro. Habrá que estar atento a esta exposición, pero también a las demás que vengan de este nuevo museo. Ya era hora de que el dibujo y la ilustración de calidad tuvieran el mismo status que los lienzos de Goya.
Foto | Red Spike’s Photos