Es otra Guatemala. A Livingston, un pueblecito situado en la costa caribeña, solo se puede llegar en barco desde Puerto Barrios y Río Dulce, dos megalópolis en comparación. Todo es distinto, desde la gente (estamos en la Guatemala negra y aquí la etnia es la garífuna) hasta las danzas y la comida. En este enclave estará rodeado de casitas bajas, naturaleza y gente simpática que le saluda y habla por los codos. Las señoras venden pan de coco mientras se organiza un espectáculo de bailes tradicionales en un chiringuito a pie de playa que luego se convertirá en discoteca. En Livingston todo es así: improvisado y divertido.
Las luciérnagas iluminan la noche con puntos fosforescentes. Déjese llevar y baje a la playa o pasee por la Avenida de la Reforma, la calle principal llena de hotelitos y bares. Conocerá seguro a más de un europeo que dejó su vida materialista y estresada y se vino a no hacer nada. Tendrá que probar ceviche de pescado, panqueques de banana y mermelada, arroz con frijoles y pan de coco. Todo, mientras se suceden conversaciones que le recordarán al realismo mágico de García Márquez. Luego tomará caipirinhas y escuchará reggae o verá un show de Punta, el baile regional en el que los cuerpos se mueven como a 100 kilómetros por hora. Una barbaridad. De baile en baile, de canción en canción, de garito en garito. Así hasta la una de la madrugada, hora en que se prohíbe en toda Guatemala la venta de alcohol.
Mejor, porque al día siguiente hay que visitar el cementerio, lleno de tumbas de colores, y los Siete Altares, una sucesión de lagunas y cascadas a dos kilómetros del pueblo. Río Dulce espera de la mano de los lancheros. Se pueden remontar los 42 kilómetros del río, ver el castillo de San Felipe del siglo XVII, el lago de Izabal, la bahía de Amatique y campos de nenúfares, garzas blancas, manantiales de agua caliente supuestamente milagrosos y manglares.
Pase unos días disfrutando de este paraíso de playas vírgenes y fiesta continua para luego partir a Puerto Barrios, el punto para conocer Quirigá, con sus impresionantes estelas mayas. Este lugar, patrimonio de la humanidad por la Unesco, constituía una especie de centro aduanero y hasta él se llega desde Puerto Barrios en taxi, en una excursión contratada en una agencia de viajes o en un autobús público donde no se aburrirá en ningún momento. Lo más impresionante es la estrella E, una mole de piedra de diez metros y medio de altura con esculturas de monstruos solares, seres del inframundo y otros personajes fascinantes. Mire y respire profundamente. Lo más probable es que se sienta feliz.
Datos útiles:
- La temperatura varía de los 15 a los 22 grados. La mejor época para visitarla es durante la estación seca, de noviembre a mayo.
- La moneda es el quetzal.
- Iberia ofrece vuelos a Guatemala desde Madrid con una frecuencia de hasta 4 vuelos cada semana (lunes, martes, jueves y sábados) y cómodas conexiones desde el resto de la red.
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Foto | Bethany and Kyle