Lo natural y lo urbano se combinan a la perfección. ¿Quiere una escapada diferente en un lugar donde pueda hablar español? Su destino es Guinea Ecuatorial, el único país con todo su territorio en África en el que es oficial la lengua de Cervantes. Lo primero es liberarse de prejuicios, porque es segurísimo hacer turismo y no encontrará pobreza. Es más, el país vive un boom económico desde hace una década gracias al petróleo. Esta aventura africana se puede empezar en Malabo, la capital, que se encuentra en la isla de Bioko, antes llamada Fernando Poo. En su puerto siempre hay gritos y trasiego por los barcos que constantemente zarpan hacia la parte continental de Guinea.
El centro es delicioso, aunque existen algunas partes deterioradas. Uno de los edificios más majestuosos es la catedral, de principios del siglo XX, cuando Guinea aún era colonia española (dejó de serlo en 1968). Se puede pasear por las calles y contemplar el Palacio de la Presidencia, el Ayuntamiento, la iglesia de ella Enguema, la Plaza de la Independencia, la Casa de España y las casas coloniales de las calles Nigeria y Rey Boncoro, con sus típicas estructuras de madera. A 45 kilómetros se encuentra El Pico, una montaña salvaje donde se pueden ver monos saltarines. También se puede visitar el Lago de Moka y el Puente Cope. En las afueras de Malabo se palpa el pulso económico, sobre todo en Malabo 2, un nuevo centro de negocios donde se están construyendo grandes edificios de cristal y amplias avenidas. ¿Quiere fútbol? Aunque casi todo el mundo es del Madrid o del Barça, puede ver algún partido de equipos nacionales en el reluciente nuevo estadio. Habrá alegría, música y buen rollo.
El mar ruge en Bata, la capital económica del país. En su bonito paseo marítimo se ven atardeceres rojizos. Luba es otra ciudad portuaria con un centro histórico formado, entre otros edificios, por su iglesia, el casino y el archivo de la época colonial, ubicado en la biblioteca de un colegio. Cerca está La Caldera, naturaleza en estado mágico, al igual que las Islas Elobey, otro archipiélago, en este caso habitado por unos cuantos pescadores. Vaya intercalando paisaje urbano y paisaje natural. Hay playas vírgenes con rocas, ríos y palmeras cada cuatro pasos. Tan paradisíaco como el Caribe (y un pelín más cerca). Se podrá bañar en cualquier época del año, porque siempre es como verano, aunque también existen épocas de lluvia. No tenga miedo de hablar con los guineanos, que aunque parezcan muy bruscos al hablar, son la mar de simpáticos. Tendrá que probar pepesup (una sopa picante a base de pescado) y pollo con chocolate, dos de los platos más típicos. Hay más: caracoles marinos, caracoles de tierra y todo un arsenal de frutas, como los deliciosos plátanos y las piñas. Anécdota: durante la época colonial el gobierno español prohibió cultivar bananas para proteger los de Canarias. Por la noche, contágiese de la alegría de los ecuatoguineanos, y beba cerveza y baile al ritmo de la música tradicional bubi o del hip hop nacional. Volverá de África con la mente reseteada.
Datos útiles:
- En la isla de Bioko la estación lluviosa comprende el período de julio a enero, mientras que en la parte continental de Guinea las lluvias son un poco más ligeras y tienen lugar de abril a mayo y de octubre a diciembre.
- La moneda es el franco de África Central.
- Se necesita un visado. Contacto: Embajada de Guinea Ecuatorial en España (91 578 26 16).
- Recientemente, en un vuelo Malabo-Madrid nació un bebé a bordo, una noticia emocionante y que suma hasta 5 los niños nacidos a bordo de un avión de la compañía.
- Iberia conecta diariamente Madrid con vuelos a Malabo, excepto los martes y jueves. La ruta se opera con un A319. Podrá encontrar los mejores precios y ofertas en www.iberia.com.
Foto | John & Mel Kots
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