Llega el buen tiempo y visitar Barcelona se convierte en una experiencia aún más deliciosa. El modernismo, la playa, el patrimonio medieval, las tiendas cool, los mercados… Y los parques. Porque no hay mejor opción para protegerse del calor que sobre la hierba y bajo la sombra de unos árboles. En la capital catalana hay jardines para todos los gustos. Aquí seleccionamos seis, pero os invitamos a completar la lista. ¿Qué otros parques con encanto incluirías?
- Parque de la Ciutadella. Es el pulmón histórico. Situado cerca del mar y del Arco del Triunfo, sorprende desde el primer momento con la gran fuente ornamental, con cascada incluida. Pasee por los caminos y móntese en una de las barcas del lago. Aquí también están el Parlamento de Cataluña y el zoo de Barcelona. El invernadero es menos conocido, pero es un buen ejemplo de la arquitectura de hierro de la época de Eiffel. Dentro nos podemos tomar un café y relajarnos.
- Parque Güell. Es la explosión sensual convertida en arquitectura. Obra del genial Gaudí, siempre está lleno de turistas. Nos podemos bajar en la estación de metro Lesseps y luego caminar unos 20 minutos cuesta arriba o tomar el autobús 24 en la Plaza de Cataluña que nos dejará justo en la puerta. Merece la pena perderse por sus caminos y admirar sus edificios (que parecen casitas de chocolate), sus pórticos de columnas inclinadas, su vegetación mediterránea y sus bancos de azulejos. No puede faltar una foto con el lagarto de la entrada.
- Parque del Laberinto de Horta. Es uno de los secretos mejor guardados y data de los siglos XVIII y XIX. A los pies de la montaña de Collserola, emerge esta extensión verde de aires mágicos. La estación de metro más cercana es Mundet. El parque está formado por un laberinto de cipreses y la estatua de Eros (el dios del amor), un jardín neoclásico (con un pabellón, una gran escalinata, dos templetes italianos y un estanque) y otro jardín romántico lleno de árboles y parterres que van a dar a una cascada. Creerá que transita por un cuento fabuloso donde las estatuas de ninfas y seres mitológicos saltan a su paso. Imprescindible contemplar el Pabellón de las Musas y la torre militar del siglo XIV.
- Jardines de la Universidad de Barcelona. Uno entra en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona (del siglo XIX), en la Plaza de la Universidad, y no se imagina que unos metros más allá se encuentra este remanso de paz. Solo hay silencio. La luz entra por los dos patios, el de Ciencias y el de Letras, y sus respectivos pórticos. Destaca la importancia botánica, con especies de plantas autóctonas, como el ciprés, la higuera y el pino, y otras de países lejanos, como el cedro del Himalaya y el ombú de Argentina. Se escuchan los pájaros y las ranas de los estanques. Siéntese en uno de los bancos de forja y respire el peso de la historia.
- Jardines de Joan Maragall y de Laribal. La mágica montaña de Montjuïc nos revela lugares desconocidos incluso para muchos barceloneses. Allí arriba se encuentran los Jardines de Joan Maragall, que constan de una avenida con magnolias, un estanque con surtidores, el Palacete Albéniz, placitas monumentales, fuentes y lavaderos ornamentales. Al final del paseo, nos encontramos con una pradera que conduce a los Jardines de Laribal, otra joya escondida. Hay que contemplar la vegetación puramente mediterránea, pasar por la escalinata inspirada en el Generalife de Granada, sentarse a disfrutar de la Fuente del Gato y de la rosaleda y disfrutar de las cascadas. No querrá volver a la realidad.
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