Ahí está, en su apacible emplazamiento mediterráneo, con su herencia española, y apenas sabemos nada de ella. Pruebe a pronunciar la palabra Orán delante de amigos. Pocos podrán poner en pie algún dato o alguna historia en relación a la segunda ciudad argelina, situada en el noroeste del país. El viajero se sorprende con el ambiente único que la hace una urbe activa y dinámica. Los bares y restaurantes están llenos. Al puerto no paran de llegar enormes barcos de mercancías. Siempre hay ajetreo. Comencemos con la historia que la une a España. Fue fundada en el siglo X por comerciantes andalusíes como centro de intercambio entre el norte de África y Al-Ándalus. Con la toma de Granada y la Reconquista se perdieron muchos lazos, pero de 1509 a 1708 estuvo bajo poder español. Luego caería en manos turcas y finalmente fue colonia francesa.
Toda esta mezcla se nota en el ambiente y en sus edificios. Tendremos que perdernos por las calles de la kasbah, el casco antiguo, donde contemplaremos embobados la mezquita, construida en el siglo XVIII y abierta a todo el público. Se nos pasará el tiempo escrutando la rica decoración interior. De ahí podemos partir hacia la Fortaleza de Santa Cruz, aunque primero habrá que preparar las piernas. Puede que las cuestas se nos hagan un poco duras, pero las vistas de toda la ciudad merecen la pena. En este edificio estuvo preso Cervantes, capturado por corsarios argelinos. La alcazaba es una robusta fortaleza que también tiene su impronta castellana: busque la Puerta de España, con su escudo de armas. Visite la Catedral del Sagrado Corazón, convertida en biblioteca pública, y la ciudadela, del siglo XVI, a 386 metros sobre la hermosa bahía. Luego, a descansar un rato en las numerosas plazas de ambiente europeo o a dar una vuelta por el paseo marítimo. Uno se dará cuenta que las vidas a uno y otro lado del Mediterráneo tampoco son tan distintas.
Puede que escuche hablar español en algunos lugares. Orán está hermanada con Alicante ya que durante la guerra civil muchos españoles se refugiaron aquí. Si tiene ganas de playa, habrá que alejarse un poco de la ciudad. Son recomendables la playa de Les Andalous (los andaluces), al oeste de Orán, y los arenales paradisíacos que se extienden al este de Canastel. La gastronomía no le dejará indiferente. Le Petit Chalet es un restaurante muy popular entre turistas europeos, ya que se encuentra al borde de una roca con una terraza con vistas al mar. Para algo más popular o para tomar el pulso cotidiano de Orán, siempre está Bab Rrayan, que sirve comida tradicional del medio oriente. Y vaya mirando en los menús de los restaurantes para ver si tienen cocas (embutido similar a la sombrasada muy típico de la zona) y arroz con mariscos, ya que por extraño que parezca Argelia reivindica la invención de la paella, que según los locales procede de la baiya árabe. Uno no se puede ir de Orán sin escuchar música raï, que es para Argelia lo que el reggae para Jamaica. Este estilo nació en torno a 1900 y desde entonces tiene su centro de gravedad en Orán. Procede de antiguas tradiciones musulmanas y música folclórica beduina. En cuanto se despiste un poco, estará de pie bailando.
Datos útiles:
- Orán tiene casi 700.000 habitantes y más de un millón con su área metropolitana.
- El clima es mediterráneo.
- La moneda es el dinar argelino.
- Iberia ofrece vuelos a Orán cada semana. Los mejores precios, en www.iberia.com.
Foto | PabelRock