Uno la mira y entonces se da cuenta de que el ser humano es un títere en sus manos. Hay picos nevados, suelos rocosos, mantos verdes, pueblecitos perdidos, aguas termales y toda la emoción que aporta la naturaleza cuando se vuelve majestuosa. Y solo se encuentra a 40 kilómetros de Santiago de Chile. Después de visitar la ciudad y darse un baño de multitudes en su animado centro histórico, toca darse una vuelta por Los Andes, la cadena montañosa más grande de todo el continente americano y tristemente renombrada por los sucesos ocurridos en 1972, cuando un avión tuvo un accidente en la parte argentina de la cordillera y sus pasajeros aguantaron 70 días alimentándose de carne humana. Más allá de este hecho, ya convertido en mito por la película ¡Viven!, Los Andes es un lugar seguro y perfecto para respirar aire puro. Se puede subir a casi 2.500 metros a través de un camino en menos de una hora. El paisaje desde arriba quita el hipo.
Y si es invierno, podrá practicar deportes de nieve. El Valle Nevado es el centro de esquí más importante de América Latina y uno de los preferidos por los jóvenes de Santiago, que acuden hasta este paraje para despejarse del estrés urbano. Por otra parte, y rodeado por un bosque de coníferas, se encuentra Farellones, junto al pueblo de Lo Barnechea. También dispone de hoteles y cabañas, pero constituye mucho más que un lugar para jugar con la nieve. En el cerro del Plomo, a más de 5.000 metros de altura, se ubica el santuario donde en 1954 se encontró la momia de un niño hinca. Uno no puede evitar sentir un escalofrío con todas estas historias y leyendas mientras nos sobrevuelan los cóndores.
Uno no se puede ir de Los Andes sin probar sus vinos, muy de moda desde hace unos años. Cada viñedo de esta zona llamada Maipo Alto tiene su propio encanto. En La Montaña uno puede practicar canopy (ese deporte propio de los bosques por el que uno se lanza en tirolina desde una plataforma hasta otra) y luego tomarse un vino de lo más relajado. En las viñas de Haras de Pirque se encuentra un picadero y uno puede montar a caballo mientras contempla los campos. El peso de la tradición familiar y el cultivo orgánico son las señas de identidad de las internacionales viñas Huelguén. También existe arquitectura rompedora en esta ruta, esta vez en la viña Pérez Cruz, donde los pilares del edificio imitan la vegetación del lugar. Sea cual sea su elección, comprobará que nunca unas montañas supieron tan bien.
Datos útiles:
- El clima de Santiago se parece al del Mediterráneo. Los inviernos son templados (de mayo a septiembre) y los veranos calurosos (entre diciembre y marzo).
- La moneda nacional es el peso chileno.
- Se acostumbra a dar un 10% de propina en restaurantes, pero no en taxis.
- Iberia ofrece un vuelo diario directo a Santiago de Chile desde Madrid. Además, la aerolínea española dispone de cómodas conexiones para viajar desde cualquier otro aeropuerto de la red de Iberia. Para más información consulte nuestra web www.iberia.com
Foto | Thiago Graça Couto