Paisaje de algodón en Turquía

12/11/2012

Uno se queda prendado en Estambul con su peculiar estilo de vida a caballo entre dos continentes y su poso histórico, pero los alrededores no le van a la zaga. En torno a la capital económica de Turquía surgen lugares sorprendentes que bien merece la pena visitar. A 12 kilómetros de Estambul, ferry mediante, se encuentran las Islas Príncipe, en el plácido Mar de Mármara, donde en la época de Bizancio se refugiaban los miembros de la realeza. Hoy en día está repleto de turistas que se tumban al sol como lagartos. Buyukada es la isla más grande, donde vivió un tiempo León Trotsky. Como los vehículos de motor están prohibidos en la mayor parte de estas 9 ínsulas y los 2 islotes rocosos, habrá que estirar las piernas o montar en bici o a caballo para divisar bosques, acantilados, arenales dorados, mansiones, yates, casitas blancas y monasterios ortodoxos como el de San Jorge, en Buyukada, o el de Hristos en Kinaliada. Vida contemplativa.

A 200 kilómetros, el paisaje cambia de forma abrupta. Pamukkale, que es Patrimonio de la Unesco, no parece un lugar terrestre. Es una formación calcárea de 200 metros de altura y 215 kilómetros de longitud que flota sobre el agua, unas fuentes termales con actividad volcánica subterránea. Este paraje como de algodón o espuma le dejará boquiabierto. Y cada día se hace más grande por los sedimentos. La piedra caliza y el travertino bajan en forma de cascadas por las montañas y forman especies de cataratas congeladas. Aquí estaba la antigua ciudad de Hierápolis y aún hoy se pueden contemplar algunos restos, como el Templo de Apolo y la necrópolis. La puesta de sol vibra sobre la inmensidad blanca.

Otro tipo de atardeceres nos aplacan los nervios en Edirne, una ciudad de escala humana situada cerca de las fronteras con Grecia y Bulgaria, a 235 kilómetros de Estambul. En el año 125 después de Cristo, el emperador romano Adriano la reconstruyó y bautizó a la ciudad con su nombre. Aquí no valen las prisas. Sólo hay que pasear y visitar sus mezquitas, como la Selimiya Camii, en mitad de un barrio repleto de historia. Junto a ella se ubican las ruinas de los hammam del Sultán Selim Saray. Disfrute del resto de mezquitas pequeñas, con sus azulejos y minaretes, que se vaya encontrando en el paseo para acabar en la Torre de Macedonia y su reloj, el bazar del siglo XV y los dos puentes otomanos justo donde los ríos Tunca y Meric parece que se dan la mano. Una fecha que hay que tener en cuenta en Edirne es el mes de junio, ya que es cuando se celebran las luchas de aceite en una zona pantanosa al norte de la ciudad, toda una demostración de fuerza entre los hombres.

Datos útiles:

  • Los veranos en Turquía son largos, suaves y húmedos y los inviernos fríos y lluviosos.
  • La moneda es la lira turca.
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