A veces el reconocimiento al artista llega de manera póstuma. Muchos artistas no gozan del merecido homenaje hasta que han pasado ya a mejor vida. Una verdadera lástima no recorrer con ellos exposiciones que elogian sus trayectorias profesionales… Es el caso de María Gutiérrez Blanchard (1881-1932), una de las más grandes pintoras vanguarditas españolas. Ahora, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía alaba su obra a través de un recorrido pictórico. Tienes hasta el 25 de febrero para no perdértelo.
Bien lo merece. Colega de Pablo Picasso y Juan Gris, los tres fueron encargados de abrir nuevos horizontes para el arte español. Lo hicieron a través de la tendencia que mejor dominaban, el cubismo. Sin embargo, las obras de María nunca tuvieron la repercusión que las obras de Picasso o Gris. Y de una manera más bien injustificada… Hay quienes atribuyen esto a su condición de mujer, y hay quienes lo atribuyen a su condición física, marcada desde su nacimiento por una doble desviación de columna.
El Reina Sofía recorre la obra de María a través de una exposición dividida en tres etapas:
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Obras que van de 1908 a 1913. Sus obras tempranas. Sus primeras tomas de contacto con el mundo artístico y con artistas como Diego Rivera.
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Obras que van de 1913 a 1919. Reside en París y entra en el cubismo de la mano de Rivera. Llega a dominar por completo la expresión cubista sintética. Época en la que se codea e intima con los grandes del cubismo.
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Obras que van de 1919 a 1932, año de su fallecimiento. Las obras creadas durante este perido reflejan claramente su situación personal, marcada por complicaciones físicas importantes que la llevan a un asilamento casi absoluto, personal y profesional.
Conseguirá así dar toda la luz que se merece a la trayectoria de Blanchard, olvidando ese papel secundario en el que muchos la quisieron encasillar, aún mereciendo el papel protagonista. 80 años después de su muerte, María abandonará por unos meses esa sombra y dejará de ser esa gran olvidada.
Foto | nicolas★patte
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