¿Cuántas veces hemos mirado al cielo y hemos visto entre las nubes, o sobre un limpio cielo azul, la estela de un avión? O, dependiendo de las zonas, ¿incluso auténticas telarañas de estelas? ¿Por qué se producen?
Estas estelas a gran altura (contrails en inglés) no son ni más ni menos que nubes que se forman cuando la salida de los gases de escape del motor (en su mayoría aire a presión) se enfrían de forma brusca y se convierten en pequeñas gotas de agua que casi inmediatamente se congelan debido a la temperatura reinante a grandes alturas (habitualmente, por debajo de los -50ºC).
Lo más habitual es que la estela adopte una forma bastante recta siguiendo la trayectoria del avión, pero en algunos casos puede adoptar formas irregulares, o incluso aparecer a trazos. ¿Por qué sucede esto? Como decía arriba, las estelas de producen por la condensación y la congelación, y ambos factores dependen tanto de la presión atmosférica como de la temperatura, así que, ¿qué sucede si un avión pasa por una zona donde hay variaciones de temperatura? Que si la combinación de temperatura y presión está casi en el límite, para que se creen la estelas habrá zonas donde el agua se condense y por tanto veamos la estela y otras donde no. ¿Y si hay zonas donde hay rachas de viento? En ese caso las distintas velocidades del viento arrastrarán su parte de la estela formando irregularidades.
El porqué hay zonas en las que suele haber muchas estelas que se entrecruzan tiene también una sencilla explicación: como seguramente muchos ya sabréis, los aviones comerciales siguen rutas preestablecidas durante sus vuelos, y estas rutas tienen cruces a veces en muchas direcciones. En esas zonas parece obvio que nos encontremos con estelas que se entrecruzan siguiendo estas direcciones.
Es probable que alguno de los lectores más veteranos pueda argumentar, «ya, pero ¿por qué antes había menos estelas que ahora«. La respuesta a esta pregunta es tan simple como que la eficiencia de los motores actuales es mucho mayor que la de hace unas décadas. Dicho de forma sencilla aunque poco rigurosa, los motores de ahora comprimen más el aire que los de antes. Si queréis una explicación mas extensa, os recomendamos este magnífico artículo sobre el tema en Naukas.
Estoy seguro de que habiendo llegado hasta aquí, más de un lector estará pensando: ¿Agua? ¡Son Chemtrails!, ¡nos están fumigando! Esta teoría conspirativa que ha surgido en los últimos años sostiene que las estelas de condensación son en realidad productos químicos que los gobiernos, u oscuros intereses, nos están lanzando desde el aire no se sabe muy bien con qué finalidad: desde la dominación de la mente (¡lo he leído!, ¡lo juro!) hasta el intento de provocar enfermedades para que las farmacéuticas vendan más.
En un programa emitido hace unos años en televisión, el meteorólogo Jacob Petrus intentó explicar de forma más que razonada y razonable los motivos por los que se producen estas estelas rebatiendo los puntos de los contertulios partidarios de la teoría de la conspiración, aunque desgraciadamente no parece que las ideas preconcebidas permitieran un debate basado en hechos en lugar de en creencias :-).
Fotografia de Andreas en Flickr
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