Control de aproximación

24/01/2013

Está claro que la seguridad en la aviación comercial (y no solo comercial) no sería la misma sin el trabajo desarrollado por los controladores aéreos. Aunque a veces no se conozca, su trabajo tiene distintas facetas dependiendo de la dependencia donde se desarrolle. Existen distintos tipos de control especializados donde normalmente un controlador solo se dedica a uno de ellos, no hay rotación entre los distintos tipos de control ya que precisamente uno de los factores que más afectan a la seguridad es el conocimiento que cada uno tiene de su área.

El que abarca un área más amplia es el control de ruta. Un controlador que trabaja en esta posición tendrá bajo su mando aviones que están en tránsito por su espacio aéreo. Normalmente (salvo en posiciones cercanas a un aeropuerto), su trabajo se limita a separar a los tráficos por altitudes y rutas y a verificar que no hay posibilidad de encuentros cercanos entre dos aeronaves.

Por contra, los que abarcan una zona geográfica más pequeña son los de control de rodadura (que se encargan de los movimientos en tierra de las aeronaves hasta que llegan a la pista o bien desde que abandonan la mismas hasta que llegan a su estacionamiento) y los de torre, que tienen a su cargo a los aviones en el aire en una zona más o menos limitada (depende de los aeropuertos, pero podríamos decir que unos 15 Km. alrededor del mismo) y la propia pista.

Entre los dos controladores anteriores (ruta y torre), en los aeropuertos grandes, hay otro tipo de controladores: los de aproximación. Sin -ni muchísimo menos- desmerecer la labor de los anteriores, a quien escribe estas líneas le parece que el trabajo de estos es el que requiere más cuidado, intuición y experiencia para que las maniobras en un aeropuerto sean todo lo fluidas que se pueda.

Cuando un controlador de aproximación recibe un avión que está despegando desde su aeropuerto, la tarea es más o menos sencilla: tomarlo desde donde se lo deja el control de torre (normalmente pocos segundos tras el despegue) y acompañarlo en su ascenso hasta la siguiente dependencia de control, que puede ser ya directamente ruta u otro control intermedio durante el ascenso.

La cosa es ligeramente más complicada cuando se trata de aviones que van a aterrizar en el aeropuerto donde se está realizando el trabajo, porque su tarea consiste en secuenciar de forma lo más sincronizada posible todos los tráficos que llegan. Y en un aeropuerto realmente grande como Hartsfield-Jackson (Atlanta), Heathrow (Londres), Charles de Gaulle (París) o Barajas (Madrid) eso quiere decir en horas punta más de un avión por minuto.

Estos aviones llegan desde distintas posiciones geográficas, con distintos rumbos y velocidades (afortunadamente, al menos la altitud sí que suele ser similar puesto que dependencia de control anterior y los pilotos con sus cartas de aproximación se han encargado de ello) y la labor del controlador es colocarlos en la fila para aterrizar en función de las características de cada avión, en especial su velocidad y peso.

La colocación por velocidad es evidente: cada avión tiene una velocidad característica de aproximación (y no es en absoluto buena idea reducirla mucho) y no puedes colocar un avión muy rápido tras uno especialmente lento. El problema con el peso es porque los aviones muy pesados crean tras de sí una estela turbulenta mucho mayor que los pequeños, y hay que dejar una distancia mínima de seguridad mayor para evitar que los aviones que vengan detrás se vean afectados por la misma, lo que podría provocar un grave problema.

Recientemente se ha visto por varios blogs aeronáuticos el siguiente vídeo en time-lapse grabado en la senda de aproximación del aeropuerto londinense de Heathrow, en el que además de su indiscutible e hipnotizante belleza, podemos ver alguna de las cosas que contaba arriba: cómo los aviones se van colocando desde distintas posiciones en distintos puntos de la cola para aterrizar.

Y si alguien tiene curiosidad por saber cómo se ve esto desde el puesto de un controlador, aquí un vídeo donde se aprecia cómo un controlador de Ciudad de Mexico va colocando los tráficos en llegada.

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