Todos los aviones, pasan diferentes tipos de inspecciones de mantenimiento. Van de las más básicas, hasta la más compleja, conocida como inspección tipo D o coloquialmente “la gran parada”. Se lleva a cabo cada diez años, siguiendo las instrucciones del mantenimiento programado por el fabricante y aprobado por Aviación Civil.
El porqué del nombre coloquial se debe a la duración de la misma. De base, el avión está en el hangar de mantenimiento un mínimo de un mes. A partir de ahí, si ocurriera algún imprevisto o retraso durante dicha revisión, que no suele pasar, el tiempo de parada del avión se alargará, siempre intentando que sea lo mínimo posible. No hay que olvidar que un avión donde produce es en el aire y que mantener un avión fuera de la programación, más allá del tiempo obligatorio, es negativo para la aerolínea.
Primero de todo, cabe desmentir un mito falso al respecto de esta gran revisión. Es cierto que el avión se desmonta por piezas, para ser revisado a fondo. Pero no es cierta la afirmación de que se desmonta por completo y hasta se cambia todo el cableado eléctrico. El cableado eléctrico de un avión es un complejísimo laberinto de cables que, en algunos casos, van del morro hasta la cola del fuselaje. Por lo tanto, lo que se revisa del cableado es que no esté dañado y que las conexiones estén bien sujetas. Pero cambiar por completo el cableado, no se cambia. Aclarado el mito del cableado de un avión, vayamos paso a paso a explicar en qué consiste “la gran parada».
Cuando el avión llega al hangar de mantenimiento, se coloca sobre gatos hidráulicos para retirar toda la estructura del tren delantero y del tren principal, el posterior.
Aquí podéis ver el gato hidráulico de color amarillo sobre el que se sujeta el avión ya con el tren delantero desmontado.
Este es el “habitáculo” donde se recogen las ruedas centrales del tren principal de un A340-300 de Iberia.
Retirados los asientos y demás espacios interiores del fuselaje, se retira toda la moqueta del suelo, los paneles laterales que vemos alrededor de las ventanas y hasta los compartimentos superiores donde colocamos nuestro equipaje de mano. Con todas estas piezas retiradas, se puede revisar que el revestimiento ignífugo y que sirve de aislamiento con el exterior esté en buen estado. Si se percibe alguna anomalía se cambia la parte que sea necesaria.
El suelo de un fuselaje, está hecho de vigas las cuales se analizan minuciosamente en busca de deterioro estructural. Especialmente problemáticas, son las zonas donde se ubican los baños, la que la estructura puede dañarse a causa de la humedad. Podemos ver bajo el falso suelo que se coloca para poder trabajar, una de las bodegas donde se embarcan los contenedores del equipaje. También se ve con detalle las vigas.
Cuando la revisión estructural se completa, los motores se han revisado y vueltos a montar, al igual que se hace con el tren de aterrizaje, se realizan pruebas informáticas y electrónicas, para certificar que todo funciona debidamente. Tras las verificaciones en tierra, el avión se somete a pruebas de vuelo que servirán para completar “la gran parada” y si todo está bien, recibirá el visto bueno, para ser incorporado a la flota activa de la aerolínea Iberia.
La estructura de un tren de aterrizaje, a la espera de ser instalado en el avión para posteriormente, colocarle las ruedas que completaran la operación.
En el siguiente post os hablaremos de parte de las piezas de los aviones y cómo son minuciosamente controladas
Fotos | Va de Aviones
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