¿Serían éstas las vistas de Audrey Hepburn cada mañana?
Al descubrir que la idolatrada actriz británica nació en Bruselas, uno tampoco se sorprende tanto. Como aquélla, la capital de Bélgica es coqueta, culta y discreta y cae bien a cualquiera que la visita.
Todos encontraremos sin dificultad más o menos motivos para escaparnos a descubrir el centro histórico de la Ciudad de Bruselas. Para unos serán sus deliciosos mejillones con patatas fritas, para otros tachar de la lista de esculturas del mundo el diminuto y guasón Manneken Pis y para los demás, deslumbrarse ante la Grand Place, esa que podría ser la plaza más bella del mundo.
A Ixelles, uno de los diecinueve municipios de la región de Bruselas capital, se le conoce también como Estanques de Ixelles, por ser un área con mucho verde y casas de estilo modernista muy bien conservadas. No en vano es el hogar de varias residencias de embajadores, aunque para los amantes del cine alojarse o pasear por la zona puede suponer muchas otras recompensas.
Ixelles no habrá salido en muchas películas pero tiene el honor de contar entre sus personajes ilustres con la mismísima Audrey Hepburn. Este icono de la moda y del séptimo arte nos servirá, pues, como motivo para descubrir el corazón de un barrio de lo más cosmopolita, digno de ser un escenario de la gran pantalla.
La primera recompensa y la más evidente será fotografiarse frente al número 38 de la rue Keyenveld, donde nació la actriz. A continuación, usando un poco de esa magia del cine, nos imaginaremos a Audrey Hepburn paseando por el nada turístico Ixelles y sus elegantes calles, perfectamente a juego con su estilo.
Para gozar de un perfecto desayuno, esta vez con cupcakes en lugar de diamantes, nos detendremos en el paraíso de las pequeñas tartas para una persona: Lilicup. En él, Leila y Vanessa (sus propietarias) miman con cariño cada una de sus magdalenas, tratándolas como auténticas obras de arte. Si la actriz levantara la cabeza, vestida de Givenchy, visitaría ese lugar y lo adoraría.
El arquitecto Victor Horta, considerado por muchos el creador del Modernismo, era también belga, como Audrey. Por eso la ciudad está plagada de casas con ese estilo, cuyo lenguaje ornamental es único. Entre ellas, destaca la vivienda particular del artista (y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco): el Museo Horta (25, rue Américaine). Ubicada a unas calles de Lilicup pero ya parte del vecino y bohemio barrio de Saint Gilles, a esa maravilla de morada (y a su elegancia) le dedicaremos como mínimo una hora. Como no podremos hacer fotos en su interior, deberemos afinar nuestra retina a modo de negativo, para así grabar mentalmente cada uno de los detalles de esta casa de ensueño, en la que no es difícil imaginar a Audrey Hepburn vestida de época paseando por sus estancias. Si My Fair Lady se hubiera filmado en Bruselas, hubiera sido el escenario perfecto para ello.
Por cierto. Dijo Rex Harrison, el protagonista de la película, que Audrey había sido la mejor actriz con la que había trabajado nunca. ¿Nos vamos a la ciudad que la vio nacer?