Uno escucha pronunciar el nombre de Sao Paulo y se le viene a la cabeza su pujanza económica y quizá unas caderas bailando samba. No hagamos caso a los tópicos porque en esta megalópolis de enormes rascacielos se esconde la mayor comunidad japonesa del mundo fuera de Japón. La mayoría de estos asiáticos-latinos se concentra en el Barrio da Liberdade, donde actualmente también viven colonias de chinos y coreanos. A tan sólo unos metros de distancia de la fastuosa Avenida Paulista se encuentra esta zona pintoresca y que nos recuerda que Sao Paulo es cosmopolita como pocas. Todo empezó hace poco más de un siglo, cuando en 1908 llegó el buque Kasato Maru con 165 familias dispuestas a trabajar en los cafetales de la región. Esas familias tuvieron hijos y sus hijos, más hijos. Ahora son casi un millón de personas, entre nativos y descendientes. Todo eso se puede comprobar en el Museo de la Inmigración Japonesa (Rua Sao Joaquim, 381). Para zambullirnos en la cultura oriental sólo tenemos que coger el metro y bajarnos en la estación de Liberdade de la línea 1. Justo al salir, ya comienza el barullo y parece que hemos cambiado de continente en pocos segundos.
Quioscos de periódicos japoneses, chicas que ofrecen masajes shiatsu, puestos con las típicas lámparas niponas… En la plaza, los sábados y domingos se celebra la Feirinha da Liberdade, un mercado de artesanía y productos tradicionales del país del sol naciente. Justo aquí se celebra cada día a las 6.30 de la mañana una sesión de ejercicios rítmicos, estiramientos y saltos con música de fondo. Es muy popular y no hace falta inscribirse previamente. Una de las calles que más nos sorprenderá es la Rua Galvao Bueno, repleta de farolas rojas suzuranto. Allí encontraremos infinidad de tiendas y supermercados, como el Mercado Marukai, para comprar wasabi, setas shitake y chucherías japonesas, y la tienda Himeya, que despacha objetos de decoración de aquél país. No obstante, hay muchos más mercados y en ellos nos quedaremos fascinados con la gran cantidad de productos y frutas que nos resultan ajenos. Digno de ver. Es tal el número de personas que acude a Liberdade los fines de semana que en muchos momentos no podremos ni caminar. Contribuyen a que todo esté de bote en bote los puestos de comida callejeros, en los que por ejemplo te puedes pedir una yakisoba para comértela sentado en un banco.
En el paseo por Liberdade nos encontraremos con algunas casitas construidas a la manera de Japón y con un jardín oriental, aunque la mayor parte de las veces está cerrado y sólo es posible contemplarlo desde fuera. ¿Notas la paz? Puede que sí pero los coches y el ruido nos devuelven a la realidad. Continuando con nuestra ruta llegaremos al Toori, la puerta roja de entrada al barrio, ubicada después del viaducto. También tendremos la posibilidad de quedarnos maravillados con el templo budista Busshin-Ji (Rua Sao Joaquim, 285) y aprovechar para meditar un poco. Aquí podemos informarnos sobre las ceremonias de Taiko o repicar de tambores que se celebran en Liberdade. Para cenar, lo mejor es acudir a algún restaurante, como Gombe (Rua Tomás Gonzaga, 22), Kaburá (Galvao Bueno, 346) o Aska (Galvao Bueno, 466), que ofrecen comida tradicional japonesa. Si queremos terminar el día de forma redonda, habrá que ir por la noche al karaoke familiar Chopperia Liberdade (Rua da Gloria, 523). Un sitio muy demodé donde se juntan turistas japoneses y paulistas en busca de un plan distinto.
Datos útiles:
- Sao Paulo tiene 12 millones de habitantes, pero hay que sumarles 8 millones más del área metropolitana.
- El clima es caluroso y soleado, con una media de 12 grados en julio y 30 en febrero.
- La moneda es el real brasileño.
- Iberia ofrece 11 vuelos a Sao Paulo cada semana directos desde Madrid, desde donde además conecta con otras ciudades del país.
Foto | Tony Gálvez