Siempre ha estado ahí, en el imaginario colectivo de los hispanohablantes, a través de la música. Recuerden: “Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla” y, más recientemente, con aquella canción de Shakira que decía “Mira, en Barranquilla se baila así, ¡hey!”. Con estos precedentes, a alguien que nunca haya estado allí la ciudad le suena a baile y alegría. Y eso es precisamente Barranquilla. Hay incluso quien dice que es la ciudad más feliz de Colombia. Ubicada entre el río Magdalena y el Mar Caribe, esta urbe siempre tiene la sonrisa puesta pero se ríe a carcajadas y baila como si no hubiera un mañana durante el mes de febrero. Es entonces cuando se celebra el Carnaval, uno de los más importantes de Latinoamérica, con permiso del de Río de Janeiro, y que está catalogado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Pues nada, a mover las caderas.
Vayamos practicando desde por la mañana mientras paseamos por el centro histórico. Comencemos en la enorme Plaza de San Nicolás, con la iglesia del mismo nombre y su característica decoración roja de la fachada. Mientras vamos de un lado a otro, nos sorprenderá una gran cantidad de estilos arquitectónicos de principios del siglo XX. Un esplendor que coincidió con la etapa en que Barranquilla era el puerto de entrada a Colombia. Por esa razón, podemos toparnos con casas y edificios art decó, neoclásicos, modernistas, neobarrocos… Y la influencia de grandes arquitectos como Mies Van der Rohe, Le Corbusier y Oscar Niemeyer es patente en muchas construcciones. Después de todo eso, aún nos quedan más rincones por ver, como el antiguo edificio de la Aduana y las iglesias de San José y San Roque. Pero dejemos la fe y entreguémonos al placer de la carne.
Del Carnaval. Si cuando visite Barranquilla no es febrero, siempre le quedará acudir a la Casa del Carnaval, de estilo colonial, donde aprenderá sobre la Batalla de las Flores, los disfraces de las comparsas, el ritmo de la cumbia y el famoso lema de la fiesta: “Quien lo vive es quien lo goza”. Otro museo recomendable es el del Caribe, que muestra los sonidos, paisajes, gastronomía y notas culturales e históricas de la región. En el restaurante La Cueva se puede comer las delicias de la tierra pero también sirve para imaginar las antiguas tertulias que mantenían aquí intelectuales de la talla de Gabriel García Márquez. De hecho, fue en este lugar donde empezó a forjar Cien años de soledad. Y si estamos en el Caribe, habrá que ir a la playa, ¿no? Hay varias a pocos kilómetros de Barranquilla: Salgar (con chiringuitos), Pradomar (para practicar surf) y Puerto Velero (con restaurantes e ideal para deportes náuticos). Un buen plan para la noche es mirar la cartelera del Teatro Amira de la Rosa, ya que mantiene una buena programación de conciertos y festivales. Y más tarde, todos directos a La Troja, un club mítico con dos plantas y una terraza donde se baila salsa, vallenato y cumbia. Cuidado, que estos ritmos caribeños son adictivos.
Datos útiles:
- Barranquilla tiene 1.200.000 habitantes.
- El clima es tropical seco, con una estación sin lluvias de diciembre a abril, y otra lluviosa de abril a diciembre. Entre finales de junio y principios de agosto tienden a remitir los aguaceros, constituyéndose una época seca conocida como el veranillo de San Juan.
- En Colombia se suele almorzar entre las 12.00 y las 15.00 horas.
- La moneda es el peso colombiano.
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Foto | Colombia Travel
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