#Ciudades creativas: el México de luz y de color

02/01/2014

Museo Soumaya MéxicoA veces hay destinos viajeros que miramos con recelo y de soslayo, limitados y encorsetados por etiquetas mentales. Es el caso de la Ciudad de México, para muchos sinónimo de caos. Sin embargo, como con todo en la vida, es un gran error generalizar. Quien le dé una oportunidad, despertará, abriendo los ojos a su enorme potencial creativo, social y económico… Tras una semana (que se queda corta) de recorrido embobado por sus rincones, el cuerpo pide dar un toque diferente a un D.F. distinto, el que resulta de la friolera de sumar esos 23 millones de habitantes que juntos conforman una diversidad cultural única el planeta.

En una señora capital donde muchos de sus barrios son enormes y se sienten como pequeñas ciudades, dando una patada tropiezas con ingredientes que conforman un micromundo creativo fascinante. Hablamos de experiencias únicas para los sentidos relacionadas con el arte, la cultura, la gastronomía o el cine. Cada día vivido en D.F. es un máster en ciudades creativas.

Al Distrito Federal hemos de ir con un término aprendido: el de colonia (vecindario). Algunos de los más visitados son Condesa, Roma, Coyoacán o Polanco. Precisamente al norte de esta última se encuentra el barrio emergente por antonomasia que hace honor a su nombre: Nuevo Polanco. Si hablamos de lo último y de lo novedoso, ahí es donde deberemos dirigir nuestras miradas. Una zona bien en construcción y desarrollo, cuya ubicación excelente empieza a dar sus frutos en forma de viviendas, oficinas, comercios, restaurantes, cines o museos. Este artístico barrio de moda está de estreno, gracias a la reciente inauguración (el pasado 20 de noviembre) del flamante Museo Jumex, la niña bonita del arte contemporáneo de la Fundación del mismo nombre. El envoltorio, diseñado por el arquitecto británico David Chipperfield, encierra secretos, giros y sorpresas, como las de su “aparcamiento subterráneo”. Y hasta ahí podemos leer…

El Jumex se suma a su vecino de enfrente y pareja perfecta, el Museo Soumaya de Plaza Carso, capaz de estimular la creatividad de cualquiera. Estar a su lado es sinónimo de quedarse con la boca abierta, con su arquitectura mágica imposible de olvidar. Garantizado.

Antes o después pero a unos pasos nos esperan impacientes dos planes que mantendrán el factor sorpresa álgido: ver nevar en un centro comercial de cuento y acabar en el cine mirando una peli en una butaca que se hace cama y a la que te traen la cena. Tal como suena. En el Antara Fashion Hall de Polanco, un bello centro comercial al aire libre que rezuma diseño, además de poder disfrutar de tiendas exclusivas con primeras marcas y animados restaurantes, uno sabe a ciencia cierta que cada tarde, al menos hasta el 30 de diciembre, va a nevar (de lunes a miércoles a las 19h y de jueves a domingos, a las 18:30h y 19:30h). Copos artificiales pero igual de emocionantes.

Tras sacudirnos la espuma, es momento de una sesión de séptimo arte con mayúsculas. ¿Vale la pena invertir unas horas de un viaje en ir al cine en otra ciudad? La respuesta, rotundamente, es sí. Al menos en salas VIP tan creativas como por ejemplo las del Cinepolis de Plaza Carso, ¡toda una experiencia! Cuando entras, la sorpresa es mayúscula al ver el gran espacio que hay entre esos asientos de piel reclinables, ¡tan cómodos que no querremos que acabe la película! Y lo mejor es que se puede encargar comida o bebida y que los camareros te lo traen a la butaca (y hasta un cóctel si es lo que nos pide el cuerpo). ¿Lo mejor? Que la sesión general cuesta 7 euros al cambio. Aunque si nos quedamos con hambre, siempre habrá hueco para restaurantes creativos como los Tori Tori, deliciosa comida japonesa con diversas sucursales de diseño exquisito. Destaca la cercana de Temístocles 61 (Polanco), donde cenaremos entre un jardín vertical y una impresionante estructura creada por el despacho mexicano Rojkind Arquitectos. Un restaurante trascendental debido a su diseño y arquitectura, alabado y premiado por las revistas más importantes a nivel nacional e internacional.

En definitiva: sí, hay que armarse de paciencia con su tráfico y sí, hay barrios en los que hay que ir con cuidado. Pero sobretodo hay que romper barreras y quitar miedos porque pasar de largo por México D.F. es ignorar una ciudad en la que es posible pasar semanas soñando con los ojos abiertos.

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