Hasta lo más tradicional puede acabar conviertiéndose en lo más innovador. Y si no, que se lo digan a muchos de los mercados españoles de toda la vida. En plena era 2000 están más de moda que nunca. Y parece que no es una fiebre pasajera y que seguirán estando bien presentes en nuestras vidas durante mucho tiempo.
El Mercado de San Miguel sería un buen ejemplo. Edificio de hierro fundido (proyecto de Alfonso Dubí, 1911) situado en el centro madrileño, hace las delicias de autóctonos y foráneos. Tan castizo como moderno se ha convertido en el punto de referencia de millones de personas: cocineros, chefs, turistas, amas de casa, curiosos, amantes del buen comer… Vamos, que se ha convertido en un hervidero de la cultura culinaria. Además, presume de frescura y calidad en sus productos, en un entorno histórico y monumental. Sin duda alguna, es una de esas visitas ya imprescindibles en la capital española.
A imagen y semejanza del mencionado mercado tenemos otros buenos ejemplos esparcidos por toda la Península. Coge tu agenda y toma buena nota de ellos 🙂
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Mercado de San Agustín, Granada.
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Mercado Victoria, Córdoba.
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Mercado de Atarazanas, Málaga.
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Mercado de San Agustín, A Coruña.
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Mercado de Conde Luna, León.
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Mercado de Verónicas, Murcia.
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Mercado de Chamartín, Madrid.
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Mercado de la Paz, Madrid.
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Mercado de San Antón, Madrid.
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Mercado de la Bretxa, San Sebastián.
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Mercado de Colón, Valencia.
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Mercado Central, Valencia.
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Mercado de la Boquería, Barcelona.
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Mercado de Santa Caterina, Barcelona.
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