Si Toulouse es la cuarta ciudad en importancia de Francia no es por falta de atractivos; simplemente, son cosas de la demografía, la ciencia de contar personas y cómo estas se relacionan con el espacio. El Río Garona, las plazas, jardines, arte y cultura que concentra la Ville Rose, como se conoce a la ciudad por el color de sus edificios históricos, y también su clima, hacen de ella un destino ideal para una visita de fin de semana o para quedarse a vivir para siempre.
Si sólo tienes tiempo para un fin de semana, o peor, para un día, al menos aprovecha el tiempo y disfruta de estos básicos.
Calles y plazas de Toulouse
Siempre es un placer caminar, y si es por calles peatonales, aún más; los coches suelen entorpecer el caminar con un plano en las manos, pero en el centro de la ciudad rosa no deberás preocuparte por el tráfico.
Será que es ciudad universitaria, se pueden visitar sus facultades para tomarle pulso a los estudiantes; será por las numerosas librerías, de oferta, de viejo, temáticas, infantiles; será por las exposiciones y museos, puedes, por ejemplo visitar la Filmoteca, que además se encuentra en un antiguo edificio donde fue sede del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores durante el franquismo, que en Toulouse se respira cultura por todos sus costados.
Para el descanso nada mejor que una plaza. A Toulouse le gustan las plazas, tiene muchas. La más importante y por la que pasarás más de una vez, en una dirección u otra, es la Plaza del Capitolio, de grandes dimensiones, con la imponente fachada marmórea del edificio que alberga el Ayuntamiento y la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. En esta plaza podrás leer tu destino en los signos del zodiaco que la pavimentan.
Si lo que quieres es animación de terrazas, donde aprovechar el buen tiempo de Toulouse, entonces, la plaza ideal es la de San Georges, muy animada, concurrida y con algún que otro artista callejero.
Iglesias y otros patrimonios de Toulouse
El enorme campanario octogonal de la Basílica de San Sernín es visible desde todas las calles del Centro Histórico de Toulouse. La Basílica forma parte de las iglesias de peregrinación, y muchos peregrinos del Camino de Santiago pasan por ella, donde se encuentran los restos del santo San Sernín en un baldaquín. Es la iglesia románica más grande de Occitania, y la segunda más antigua de toda Francia. Su cabecera es un encaje maravilloso de nueve capillas radiales.
Si se trata de alcanzar la metafísica, entonces el lugar perfecto de Toulouse es el Complejo conventual de los Jacobinos. No obstante, en él se encuentran los restos de Santo Tomás de Aquino, el metafísico. El Convento de los Jacobinos tuvo protagonismo durante la Revolución Francesa, aunque no en su papel religioso, durante esos años, el complejo albergó la Sociedad por los Derechos del hombre y el ciudadano. Y no debe extrañar. Debería ser un derecho para cualquier ciudadano pasear por su claustro, todo un refugio para la introspección. Sobre todo después del vértigo existencial que se siente en el interior de la Iglesia, con su altísima bóveda, la palmera de los jacobinos, que para disfrutar sin torceduras de cuello se ha dispuesto a la base de uno de los pilares un espejo que la refleja.
Edificio de otro poder es el del ayuntamiento, el principal monumento civil de Toulouse. El Capitolio que da también nombre a la plaza anexa y por la que ya hemos paseado anteriormente. Majestuoso tanto por su fachada de columnas y mármol, como por su interior, al que se accede desde un patio interior y por la Sala de los Ilustres bellamente decorada por los frescos de sus bóvedas.
Jardines y paseos de Toulouse
Si a Toulouse se le conoce como la ciudad rosa, tampoco sería de extrañar que recibiera el epíteto de ciudad verde, pues paseando por ella, sin incluir las zonas urbanizadas del río Garona o del canal, puedes llegar a encontrar más de 160 jardines y otros 600 puntos verdes.
Uno de los más antiguos es el Jardín Royal, perfecto para un picnic junto al estanque de patos. En él, hay un recuerdo a Saint-Exupery y a su memorable personaje, el Principito. Otro jardín a destacar en cuanto a su originalidad es el jardín japonés en tierras occitanas de Toulouse. Su pabellón del té y toda clase de plantas orientales hará confundir al visitante, que por momentos perderá el acento francés por esta evocación del país del Sol Naciente.
Si en una ciudad hay río, suele haber puentes, si no, se trataría de un grave problema para los transeúntes. Hay varios puentes en Toulouse, pero el más importante es el Pont Neuf. Y una buena estampa de él la tenemos en la prairie des filtres, una zona ajardinada junto a la rivera del río, lugar de paseo y de conciertos, reunión de amigos y de ambiente festivo, al que acuden todos los tulusanos.
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