Nunca antes la unión de dos cocineros había dado como resultado algo tan inmejorable como Atrio, una perfecta fusión de resaturante y hotel que ya cuenta con tres soles Repsol y dos estrellas Michelín.
En 1986 José Antonio Polo y Toño Pérez se embarcaron en esta aventura culinaria, apostando fuertemente por los sabores de su Extremadura del alma y parece que consiguieron su propósito: mostrar al mundo a qué sabe su tierra de la mejor de las maneras.
A Toño siempre le apasionó el mundillo. Su inmersión en los fogones fue lenta y pausada, pero sus ganas, su ilusión y su gran capacidad de observación le ayudaron a sumergirse de lleno en la cocina. Y así empezó a crear un concepto nuevo de cocina, con una base tradicional extremeña y un cierto aire afrancesado. Una alianza para muchos a priori imposible, pero que ha resultado ser el no va más…
Y así Toño es el alma de la cocina en Atrio, y Jose el responsable de una rebosante bodega, en la que unas 45.000 referencias brillan con luz propia.
Pasito a pasito, Toño y Jose, Jose y Toño, han ido afianzando la esencia de su restaurante. Y con ello han venido más logros y éxitos, como el reciente nombramiento de la Federación Cultural de Asociaciones de Cocineros y Reposteros de España a Toño como embajador regional de Extremadura.
Aunque su mayor éxito es, sin lugar a dudas, el conseguir que todos sus clientes salgan de Atrio felices y con muy buen sabor de boca.
Foto | el patojo