Mallorca siempre ha sido una isla que ha atraído, además de al turismo de toalla y sandalias, a artistas y bohemios. Palma de Mallorca ha visto a muchos de ellos andar por sus calles y han dejado, de alguna forma, cierto aire artístico hoy en las galerías, museos talleres y muestras de arte: como la popular y exitosa La Nit de L’Art y en el sentir estético de la gente de toda la isla.
Si en la ciudad te cansas de ir a la Platja de Palma, siempre puedes hacer un recorrido por varios lugares artísticos. Te mostramos tres que hacen de Palma de Mallorca un lugar con mucho arte.
Santa María de Palma de Mallorca
La Catedral, conocida popularmente como La Seu es una muestra de la singularidad artística de la ciudad. De estilo gótico levantino es Monumento Histórico-Artístico; no es para menos si tenemos en cuenta que a su rosetón, el mayor original que se conserva, se le conoce como el ojo del gótico. La luz que entra por el rosetón, cada 11 de noviembre y 2 de febrero, es en sí misma todo un espectáculo de color que da sentido al sobrenombre de La Seu, la Catedral de la luz.
En su interior, muestras de Modernismo firmado por Gaudí, que en el S. XX, intervino dirigiendo una las restauraciones más atrevidas de la época de la que destaca el presbiterio o el baldaquín; aunque para atrevimiento el de Miquel Barceló en su intervención en la Capilla de San Pedro con una especial recreación de escenas bíblicas y marinas basadas en la figura del Hombre.
Es Baluard
Es Baluard es el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma, de los más importantes de España en este tipo de arte. Se encuentra en uno de los pocos fragmentos de la muralla renacentista que salvaba a la ciudad de los enemigos que venían del mar, y hoy en día, el edificio aprovecha el perímetro del antiguo baluarte de Sant Pere sin que quede rastro de la actividad bélica que le caracterizó durante tanto tiempo.
El nuevo edificio del museo ha incorporado las salas donde se exponen obras de la colección y otras temporales, junto a los elementos históricos, perfectamente mantenidos del conjunto histórico-artístico. De tal forma que hoy se puede visitar el antiguo aljibe de agua dulce de la ciudad, fragmentos de la muralla o las piedras marcadas por los canteros que dejaban muestra de su trabajo.
Conviene no olvidar un paseo por su terraza; entre esculturas de grandes dimensiones, una de las mejores vistas sobre la ciudad y el mar, como era de esperar en una zona que tiempo atrás tenía las funciones militares de baluarte.
La Fundació Pilar i Joan Miró
Son pocas las ocasiones en que podemos entrar en el taller de un artista; la intimidad creativa suele quedar para pocos privilegiados, pero no con el caso de Joan Miró. El artista no se enamoró de París o Barcelona, lugares de su periplo artístico, sino que para montar su taller no tuvo otra opción más que Palma de Mallorca; no podía ser de otro modo, pocas islas tan en esencia como su arte, tan primaria y natural, tan llena de color y espacios abiertos como Mallorca. Ésa fue su elección.
Hoy en día, la Fundación cuida del legado que el artista y su mujer donaron a Mallorca y que hoy toma forma en el Edificio Moneo, plenamente integrado en la zona y en las obras expuestas, y en los dos talleres que Joan Miró utilizó, el moderno y colorido Taller Sert y el tradicional y primero Son Boter, una casa típica mallorquina que el artista compró junto a los terrenos que eligió para crear y vivir en Palma de Mallorca.