Diez años de mi vida avalan lo que a continuación voy a escribir. Santiago de Compostela, refugio de peregrinos, es una de esas ciudades tan místicas como mundanas. Si aún no has recorrido sus infinitas calles empedradas, de corazón, te digo que lo hagas. La capital gallega se merece una visita en condiciones: no te defraudará.
Su fama mundial se la debe al Camino de Santiago. Opciones de caminos para todos los gustos (Camino Francés, Camino Aragonés, Camino Portugués, Camino Inglés o Camino Primitivo), andando, en bicicleta o a caballo. Los luchadores andantes, llegan a Compostela exhaustos y maravillados. Lo que han vivido recorriendo kilómetros y lo que han sentido al llegar a esa majestuosa Plaza del Obradoiro, guardado en su memoria queda por los siglos de los siglos.
Pero Santiago no solo es caminos y peregrinos. Un casco histórico que te robará el corazón: su increíble catedral -siglos XI y XII-, su glorioso Pórtico de la Gloria, ¡valga la redundancia!, -obra del Maestro Mateo, sus palacios -el de Gelmírez o el de Fonseca-, su Hostal -benditos Reyes Católicos- y sus templos y casonas por doquier… La cultura y la historia se alían con las calles que rodean a esta maravilla histórica y cultural. Allí encontrarás alternativas culinarias tan variadas como exquisitas. Y así es la zona vieja de Santiago, un mundo de piedra, tan enxebre como cosmopolita, en donde el silencio monumental es íntimo amigo del buen ambiente, alegre y jovial, de la ciudad.
Si buscas vistas de película, te recomiendo que te acerques a su Alameda. Si la panorámica de la ciudad desde aquí es alucinante en cualquier momento del día, cuando cae el sol la estampa es sencillamente indescriptible. Y si buscas una buena exposición no debes perderte el Centro Galego de Arte Contemporánea. Solo la construcción que lo cobija, un edificio proyectado por Álvaro Siza, merece todos los elogios y más.
Este post no puede darse por concluido sin mencionar el Mercado de Abastos de Compostela. ¿Sabías qué es el segundo lugar más visitado de la ciudad, después de evidentemente la catedral? Pasear por sus puestos siempre repletos de mariscos y pescados de primera es entretenido e interesante. Además, siempre podrás disfrutar de su tour gastronómico, lleno de historia y recetas gallegas.
Supongo que entre estas líneas se palpan mis años de residencia en la capital. Podría estar escribiendo sobre Santiago de Compostela durante horas. Tranquilos. No lo haré 🙂 Pero antes de despedirme os hago dos últimos apuntes: no dejes Santiago sin antes conocer la Cidade da Cultura, polémicas aparte, te guste o no, se merece un garbeo. Y, no dejes Santiago sin tomarte una cunca de queimada a mi salud.
Foto | Jerzy Durczak