Hay lugares que se convierten con el tiempo en símbolos. El Kremlin es uno de ellos; aquel pequeño fuerte que Jorge I de Rusia asentó sobre la colina Borovitsky, el origen de Moscú como ciudad, con el correr de los años, se ha convertido en símbolo del Gobierno Ruso.
Cuando se llega al centro de Moscú la presencia del Kremlin se hace evidente, las largas murallas rojas con sus diferentes torres y, alzándose por encima de ellas el Campanario de Iván El Grande, forman un conjunto visible desde muchos lugares alrededor, desde la ribera contraria del Río Moskvá, pero sobre todo desde el Puente Bolshoy.
Lo mejor del Kremlin
- El Jardín Alexandrovsky
Este cuidado jardín es la puerta de entrada al recinto. En ellos se encuentra la taquilla principal y la consigna para entrar al recinto (al Kremlin no se puede entrar con bolsas ni mochilas y hay un fuerte control policial). Es un buen punto para tomar descanso antes o después de la visita. Aquí está la Tumba del Soldado Desconocido, frente al muro del Kremlin. En el monumento que guarda recuerdo a todos los soldados soviéticos que murieron durante la II Guerra Mundial se hace el cambio de guardia cada hora. Es un acto sencillo pero cargado de seriedad militar.
- Las Torres del Kremlin
Nada queda, salvo parte del trazado, de las murallas originales de la fortaleza que eran de madera. Las actuales murallas se construyeron en el S. XV y son características sus alamedas y las torres construidas por arquitectos italianos y que están coronadas por estrellas que se iluminan de noche.
La torre más importante hoy en día es la de Kutafaya, que es por la que se entra al recinto, al final de una rampa con vistas sobre el jardín de Alexandrovsky y pasando posteriormente por la Torre Trinity se accede al Kremlin; pero hay veinte torres más en total, todas ellas diferentes. Desde la Torre Trinity, y en sentido de las agujas del reloj, se encuentran la Torre de la esquina del Arsenal, el bastión del Kremlin, la Torre del Salvador que es la salida del Kremlin a la Plaza Roja, la de la alarma o la Torre del agua son las más peculiares. La Torre de Borovitskaya es la entrada de los cargos oficiales que acceden al Kremlin.
- La Plaza de las Catedrales
Dentro del Kremlin hay tanto edificios gubernamentales como religiosos. Entre los primeros, el Palacio Poteshny, el Palacio del Patriarca o el Palacio Estatal del Kremlin o el antiguo edificio del Senado, donde hoy en día se hallan las oficinas del presidente de Rusia.
Pero, sin duda, son los edificios religiosos los que pueden despertar mayor interés por parte del visitante. Todos alrededor de la Plaza de las Catedrales. Las más importantes y que se pueden visitar con la misma entrada al recinto: la Catedral de la Asunción, con sus cinco cúpulas doradas (es el templo principal del Estado Ruso); el Campanario de Iván El Grande, que dio hasta el S XX la mida de los edificios más altos; la Catedral de la Anunciación, iglesia de los grandes zares y príncipes rusos y que estaba destinada a ceremonias privadas; y la Catedral del Arcángel, templo y sepulcro de los príncipes feudales moscovitas (el primer zar ruso, Iván IV El Terrible está enterrado aquí)
- Otras curiosidades del Kremlin
Dentro del recinto hay dos atracciones que llaman la atención por sus tamaños: el Cañón del Zar y la Campana de la emperatriz Ana. Ambos están considerados los más grandes del mundo, y, quizá por ello mismo, jamás fueron utilizados. El cañón pesa 40 toneladas y la campana 202 toneladas.
Si tienes ocasión de visitar el Kremlin has de saber que todos los sábados, de abril a octubre, tiene lugar en la Plaza de las Catedrales marchas militares por parte del Regimiento Presidencial. El último sábado de cada mes se realiza la misma ceremonia pero de forma gratuita en la Plaza Roja.