Miami es un medicamento eficaz para reducir el dolor y aumentar los índices de alegría del organismo. Este post, una guía útil para conocer el destino, está indicado para los amantes de los viajes, del cine, de la gastronomía y de lo hipster. (y de los vuelos baratos: con la oferta del #cinturón ahora mismo 209€/trayecto comprando ida y vuelta, ¡termina el 18 de septiembre!). Contiene píldoras de información para todos los gustos, desde dosis de acción a componentes que frenan los síntomas agudos asociados a la carencia de arte y cultura en el organismo.
Los comprimidos Miami deben ingerirse con el estómago lleno. Por eso, empezaremos el día con gastronomía y dirigiremos nuestros pasos a la zona hipster por excelencia de la ciudad: Wynwood. A las 9 horas entre semana y un poquito antes el fin de semana (a las 8), abre sus puertas el popular restaurante Morgans (8 NE 29th St, +1 305-573-9678). Cómodamente sentados en su patio exterior y mientras gozamos del excelente clima de la ciudad, degustaremos un delicioso y copioso desayuno, uno de esos brunch tan de moda en América, entre huevos Benedict y un saludable batido de mango y dátiles (o cualquier otro plato de su ecléctica carta). Morgan es el nombre de la hija mayor de los propietarios, artífices de la sabia reforma de la antigua e increíble casona de estilo sureño convertida hoy en local de moda.
Otra opción para “hacer pared” ante el empacho de arte y cultura que nos espera es el Buena Vista Deli (4590 NE 2nd Ave, +1 305-576-3945), cuya repostería francesa hecha en casa satisfará el paladar de los más exigentes.
Ya podemos tomar el primer comprimido de Miami, el más cinéfilo. Quedarán 8 horas hasta la siguiente toma, la más creativa, que nos llevará a Wynwood, el barrio alternativo plagado de galerías de arte por explorar. Sin tiempo que perder, arrancaremos nuestra ruta de particular homenaje a la película más mítica rodada en Miami: Scarface (El precio del poder, 1983). Y es que dicen que para conocer la historia de Miami es imprescindible ver esta joya cinematográfica de los ochenta, dirigida por Brian de Palma y favorita de muchos. Así, nos dirigiremos a uno de los edificios Art Decó situados en primera línea de playa de South Beach, en el 728 de Ocean Drive. En la película, representa un hotel reconvertido en agencia de modelos, en el que se desarrolla una de las escenas más sangrientas (con permiso de Tarantino) de la historia del cine. Tony Montana (Al Pacino) y sus compinches acuden con su descapotable rojo a citarse con un narcotraficante y acaban con Al Pacino atado de pies y manos, siendo testigo de cómo su compañero es descuartizado con una motosierra… Por suerte, el lugar hoy es bastante más amigable, ocupándolo una hamburguesería de la famosa cadena retro Johnny Rockets. De la sangrienta escena solo resta una inofensiva placa que da fe del rodaje, así como la escalera que nos conducirá a la puerta de la habitación donde se filmó ese inolvidable instante del celuloide.
Pasaremos el resto de la mañana visitando otras dos localizaciones famosas de la película Scarface:
Una es el emblemático Fontainebleau, en Miami Beach (4441 de Collins Avenue). Allí, Tony Montana y Manny (Steven Bauer) charlan relajados en la piscina de este concurrido y lujoso hotel, que desde que abrió sus puertas en 1954 se ha convertido en uno de los emblemas de la ciudad. No hay que perderse ni su mítica entrada, ni su fantástico lobby bar ni su exclusiva discoteca en la playa con vistas al océano Atlántico, de esas en las que no todos pueden entrar. Por cierto, este es también el hotel en cuya piscina se zambullía Sean Connery y que aparecía en las primeras escenas aéreas de la inolvidable Goldfinger (1965).
La otra es Star Island. Ubicada entre Miami y la isla de Miami, la conocida como isla de las estrellas alberga las casas donde se rodaron no solo la mítica Scarface, sino también las dos entregas de la entrañable Cocoon.
Es hora de tomar la pastilla para bohemios. Para ello, acabaremos el día dirigiendo nuestros pasos de nuevo a Wynwood, el barrio de moda por excelencia. A ser posible, lo haremos el segundo sábado noche del mes, cuando su excelente colección de galerías de arte abre sus puertas a la oscuridad. Y como la toma de Miami con alimentos y bebidas no solo es posible sino recomendable, antes o después visitaremos restaurantes y bares como Lagniappe (3425 NE 2nd Ave, +1 305-576-0108), que destaca por su excelente oferta de vinos, su cocina francesa y su original ambiente y decoración (con música jazz en vivo); la decoración creativa del argentino Bunbury (2200 Ne 2nd Ave, +1 786-452-1439) o el pequeño y acogedor Gigi (3470 North Miami Ave), con su aroma asiático en pleno distrito del diseño. Por citar algunos.
Miami no tiene ningún posible efecto adverso. Plagada de miles de festivales de cine y con el MIFF como evento cinéfilo estrella en febrero, no tiene fecha de caducidad. Si olvidamos tomar Miami antes, estamos a tiempo de ingerir una dosis doble para compensar las olvidadas. Volemos a Miami con Iberia y pongamos rumbo al arte, el cine y la creatividad de América del Norte.
Foto gracias a Phillip
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