Pieza clave de la famosa dieta mediterránea es, sin duda alguna, el vino tinto. Uno de nuestros más preciados tesoros culinarios es tan sabroso como sano. En España contamos con 69 Denominaciones de Origen, ¡casi nada! Es bastante lógico que esto genere un mercado a su alrededor de lo más interesante y variopinto.
Beber vino no es solo beber. Es un ritual lleno de sensaciones que con el paso de los años va consiguiendo más y más adeptos. Comienza con el mero hecho de apreciar el diseño de la botella. La estética en este mundo nuestro abarca todos los ámbitos, incluso el de una sencilla -o ya no tan sencilla- botella de vino. A esto le sigue el descorche de la botella desvelando a continuación miles de aromas y colores… Llega el momento del contacto con la copa, primero a través de las manos, y después, a través del sabor.
Hoy en día existen accesorios para engalanar todos estos momentos. Algunos son prácticos, otros son tan extravagantes que hasta la risa da. En cualquier caso, existen tiendas especializadas donde descubrirlos y siempre es bueno tenerlas en mente, pues pueden ayudarnos en más de alguna ocasión cuando no sepamos qué regalar. A continuación os pasamos el nombre de dos tiendas expertas en la materia así como el nombre y la descripción de cuatro de estos muchos artilugios:
- Lavinia. Tienda en Madrid, calle José Ortega y Gasset y en La Moraleja. También en París, Odessa, Ginebra y Kiev.
- Celler de Gelida. Tienda en Barcelona, carrer del Vallespir.
- Winesave. Aparatejo que contiene gas inerte perfecto para que las botellas de vino conserven sus propiedades intactas.
- Aireador de vino con peana, de Vin Bouquet. Con este artilugio evitas tener que utilizar el decantador, aireando solamente el vino que se desea consumir.
- Sacacorchos Corkpops. Con este sacacorchos tus corchos ni se romperán, ni se desharán, ni se hundirán, ni se partirán por la mitad.
- Clip de acero inoxidable. Ideal para reuniones sociales en las que no debes separarte ni de tu plato ni de tu copa. Sostiene la copa unida al plato de tal manera que te deja las manos en libertad.
Foto | Daniel Horacio Agostini
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