Nadie se hubiera imaginado hace unos cuantos años que las playas de El Salvador se acabarían convirtiendo en la meca deseada de millones de surfistas. Desde que en el 92 finalizará su inagotable guerra civil, mucho han cambiado las cosas…
El Salvador siempre ha sido uno de esos parajes calificados de película: playas kilométricas y volcanes acompañados de un clima tropical los 365 días del año (su temperatura media anual es de 30 grados). Sin embargo, sus conflictos bélicos internos y externos -con sus países vecinos, Nicaragua, Guatemala, Honduras- han frenado constantemente el auge de su turismo. Hasta la fecha. Recién comenzado el 2015, podemos afirmar con rotundidad que El Salvador es un destino ahora codiciado por muchos.
Para palpar un ejemplo de este cambio, nos vamos hasta El Tunco, una zona costera situada a 38 kilómetros de la capital. Aquí huele a surf, a puestos ambulantes, a chiringuitos y a hostales donde el inglés y el alemán resuenan hasta debajo de las piedras. Os presentamos uno de esos lugares considerado como paraíso para todo buen surfista que se precie. Sus playas salvajes atraen en la actualidad a verdaderas avalanchas de jóvenes que buscan la ola perfecta -olas que llegan a alcanzar los tres metros de altura-, buen clima y comida barata. La cosa va tan en serio que ya está programada la construcción de un resort de cinco estrellas para cubrir la presencia de esos 3.000 surfistas en temporada alta. Además, a esta lista de ventajas, hay que añadir la amabilidad de los lugareños. Siempre te reciben con una sonrisa.
Queda dicho. Desde ya, San Salvador ha encontrado de una vez por todas su lugar en el mapa. Su fama y reconocimientos mundiales solo son cuestión de tiempo.
Foto | Alexander Bonilla
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