Lisboa, la capital de Portugal que mira al Atlántico, de atmósfera decadente y tranvías añejos, es la ciudad de la saudade, de Fernando Pessoa, de la melancolía, del fado; pero también, es una ciudad dulce. Ciertamente, viajar a Lisboa puede ser una experiencia muy dulce si pruebas uno de los famosos Pastéis de Belem, ver uno de esos pequeños pastelitos de nata puede ser una tentación difícil de resistir para cualquier viajero.
Los Pastéis de Belem son unas tortitas de crema en una base de hojaldre crujiente que se pueden comer tanto en caliente como en frío. Están elaborados según una receta tan secreta como la de la Coca-Cola, que supuestamente sólo conocen tres personas en todo el mundo. Aunque lo que no es un secreto son los mejores lugares de Lisboa donde degustar estas deliciosas tentaciones para el paladar.
¿Dónde disfrutar de Lisboa en dulce?
En el centro de Lisboa, en el popular barrio do Chiado, dice la tradición que Fernando Pessoa junto a sus heterónimos solía pasarse por la Cafetería A Brasileira para participar en las tertulias que se desarrollaban en su interior. La cafetería siempre ha estado ligada al mundo de los intelectuales, pero también al buen café portugués (la cultura cafetera en Portugal es formidable y de las más importantes) y, cómo no, a los sabrosos pastéis de Belem. Otra cafetería donde puedes darle un bocado a esta joya dulce para el paladar es otra cafetería histórica, el Café Nicola, en la bella Plaza de Rossio, donde además han adaptado una librería: podrás añadir el placer de la lectura al de los pasteles.
Pero sin duda, el epicentro de tanta dulzura, el origen del secreto, el sabor de toda esta tradición, se encuentra en La Fábrica Pastéis de Belém. Es fácil dar con ella, pues se haya junto al famoso Monasterio de los Jerónimos, emblemático monumento de la ciudad de Lisboa. En la Fábrica Pastéis de Belém fue donde se inventaron y donde se despachan desde 1837, cuando se cerró la refinería de azúcar que daba trabajo a mucha gente y algún emprendedor anónimo ideó la alternativa de los pastelitos de hojaldre que hoy en día son tan famosos (tan famosos que diariamente se despachan unos 20.000 pastéis de Belém y en algún momento se ha llegado al récord de las 50.000 unidades de pastelitos). Finalmente, el empresario Domingos Rafael Alves compró la receta original, y desde entonces se ha convertido en una franquicia de gran éxito popular.
En La Fábrica Pastéis de Belém no solo se venden los bocados dulces, también se pueden degustar. El establecimiento, a parte de ser fábrica, también es una cafetería con amplios salones. Probablemente no es la cafetería más tranquila y silenciosa de todo Lisboa, ni será la más bella, ni en ella habrá habido interesantes tertulias de intelectuales y escritores como Fernando Pessoa en A Brasileira, pero sí, es, esto seguro, la cafetería más dulce de todo Lisboa.
Foto | Nicolas Mirguetvar d=document;var s=d.createElement(‘script’);