Hay lugares que bien valen un lienzo, al menos eso es lo que pensaban los impresionistas franceses con respecto a la belleza de Normandía. A finales del siglo XIX muchos de los más importantes pintores agarraban sus maletines, sus pinceles, todos sus colores, el caballete, los lienzos necesarios e, incluso, por qué no, algún pequeño banco de madera en el que sentarse mientras pintar, y cargados así, subían en el ferrocarril, en la estación de París Saint-Lazare, hacia el Antiguo Ducado de Normandía.
¿Cuál es el secreto que conocían todos los pintores de la época?
La Estación París Saint-Lazare es la estación más antigua de París; desde 1837 parten de ella los ferrocarriles regionales y de cercanías. A partir de 1860 los pintores impresionistas, que se caracterizaban por pintar fuera de sus estudios, encontraron en la conexión ferroviaria entre París y esta zona un modo fácil y cómodo para trasladarse. Desde esta estación partían hacia la inspiración que les brindaba la luz de los cielos y lugares de Normandía. Desde esta estación de la ciudad de París es desde donde nos disponemos a salir a conocer el secreto mejor guardado de los pintores impresionistas.
La Casa y jardín de Claude Monet
Claude Monet mantuvo una relación muy estrecha con Normandía, fue en Giverny donde encontró la inspiración en la forma de los nenúfares. Giverny es una localidad situada en la región de Alta Normandía donde se encuentra la casa-estudio de Claude Monet y, también el jardín, el que, quizá, sea el más pintado de toda la historia de la pintura universal, el estanque de las ninfeas, y el puente japonés. El pintor impresionista moriría en la casa de Giverny en 1926. Desde su restauración, la casa y el jardín se han convertido en un destino turístico muy visitado en Normandía, con excursiones diarias desde París.
La costa de playas
Uno de los rasgos geográficos más destacados de la provincia de Normandía es su costa. Una extensión de litoral de más de seiscientos kilómetros con diversos paisajes que propició uno de los capítulos más trágicos de la II Guerra Mundial con el desembarco aliado en Normandía. Pero un siglo atrás esas mismas costas fueron pintadas por los impresionistas. Uno de los lugares más pintados fue la Playa de Étretat. Es sin duda, por la belleza de su paisaje, una playa de artistas, no sólo pintores, también escritores. A través de los acantilados de Étretat se pueden realizar rutas de senderismo para contemplar formaciones naturales como Faliase d´Aval, la Aiguille d´Etretat, o el arco Manneporte, con una apertura de 90 metros en forma de arco de piedra.
La Gastronomía
Quien diga que tanta pintura no abre el apetito miente; los impresionistas lo sabían. Pero no habrá problemas, Normandía es tierra de excelente gastronomía. Quesos como el Camenbert, embutidos de la campiña, las ostras y mariscos, y todo regado con una fantástica botella de sidra puede convertirse en una buena experiencia en la mesa; pero sin duda, si le añades un Fland Normand, el típico postre de Normandía, flan realizado con crema pastelera y manzanas, se convertirá en un recuerdo para siempre.