Si viajamos es para evitar reducir el mundo. Para ampliar horizontes, como se suele decir, para ver más allá, para conocer no sólo lo establecido sino aquello que nos puede llegar a interesar. Ocurre, sin embargo, que muchas veces reducimos nuestras visitas a los lugares tanto que sólo tenemos tiempo de ver unos pocos imprescindibles. Por ejemplo, si estuvieras sólo 24 horas en Florencia, seguro que en tu visita no faltaría la Plaza del Duomo. Y el conjunto bien merece esa visita; sin duda, el conjunto arquitectónico que podemos contemplar en la Plaza del Duomo es de una belleza sin igual, tan concentrada que provocó a Stendhal palpitaciones, temblores, y vértigo, en lo que pasó a conocerse como síndrome de Stendhal.
Por poco tiempo que tengas para Florencia, hay mucho más que ver en su bello y renacentista centro histórico. Empecemos por la animada Piazza della Signoria. Esta plaza ha visto pasar el tiempo sin mucha alteración, y sigue igual que la pintara en su día el pintor Bernardo Belloto. Sigue en la misma esquina el corpulento Palazzo Vecchio, el edificio medieval tan rotundo y cuadrado con sus alamedas y contrastando, su espigada torre de Arnolfo, todo un símbolo de la ciudad de Florencia a la que se puede subir para tener desde sus noventa y cuatro metros de altura una de las mejores vistas de la ciudad. Hoy en día en el palacio ya no se ostenta el poder. O en todo caso, no el poder político, porque sí que es espacio para el poder artístico, ya que él se encuentra el Museo dei Ragazzi, con obras maestras de Miguel Ángel, por ejemplo. Cerca, a la derecha del Palazzo Vecchio, podemos ver la Loggia della Signoria. El edificio de estilo gótico está escoltado por dos leones, o mejor, dos esculturas de dos leones. Aquí podemos disfrutar de algunas obras clásicas como son Il Rapto de las Sabinas o Hércules y el Centauro, ambas de Giambologna, aunque es Perseo con la cabeza de Medusa la escultura más famosa de todas las que se pueden encontrar aquí. Justo al lado de la Loggia della Signora se encuentra uno de los museos más famosos del mundo, y por las colas que encontrarás se ve que es uno de los motivos por los que se viaja a Florencia. La Galería Uffizi es un palacio que alberga una de las colecciones más antiguas de arte. Sólo aquí se puede contemplar obras universales como El nacimiento de Venus, de Botticelli, o La Madonna de Santa Trinitá, de Cimabue, o la Anunciación de Leonardo da Vinci, por no citar otras obras famosas de Tiziano o de Caravaggio. La Galería Uffizi es sin duda una buena escuela para conocer lo mejor de la Historia del Arte de Occidente.
Para ir finalizando nuestro recorrido por el centro histórico de Florencia, nada mejor que dirigirnos hacia la Piazza della Repubblica. De planta rectangular y levantada en lo que fuera el antiguo ghetto judío, en ella se puede encontrar el Giubbe Rosse, uno de los cafés artísticos más importantes de toda Italia. En él podremos tomarnos un excelente café en las mesas que Marinetti y otros poetas futuristas se reunían para romper lo establecido con su vanguardia rupturista. Y es que, como se ve, no hay nada mejor que ampliar horizontes.
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