Nos vamos hasta el otro lado del charco. Y aterrizamos en una de las joyas caribeñas por excelencia: República Dominica, con su famoso Santo Domingo como sede mundial. Aquí hay playa. Sí, todos lo sabemos. Pero no solo hay playa. No, no todos lo sabemos. Por este motivo -y algún otro- hoy desgranamos al dominicano de pura cepa y nos adentramos en un país alegre, colorido y versátil.
Para conocer bien este país has de saber de los dominicanos las siguientes cosas:
- Son amables por naturaleza. La expresión «a la orden» está en su boca las 24 horas del día.
- Llevan el ritmo en la sangre. Bailar les gusta y encima se les da bien. En cuanto los acordes de un merengue o de una salsa suenan, sus cuerpos comienzan a bambolearse sin poder detenerlos. Cada domingo las ruinas del Monasterio de San Francisco en la ciudad de Santo Domingo son testigo de esta innata cadencia.
- No salen de casa sin sus preciados sombreros. De todas las formas y colores, es su complemento más preciado.
- Sus bebidas por excelencia son la cerveza y el ron. La cerveza, ha de ser cerveza Presidente. El ron, mejor si es Bermúdez.
- Para comer rápido y barato, todo buen capitaleño que se precie recurre al mismo lugar: el céntrico Barra Payán. El sándwich de jamón y queso que aquí se sirve es famoso desde el año 56.
- ¿Cuál es su flor? El flamboyán. ¿Y su piedra semipreciosa? El larimar. Exclusiva del país, de un color azul intenso que no pasa desapercibido para nadie.
- Les vuelven locos dos juegos. Uno estratégico y otro físico: dominó y béisbol. Tal vez la edad y el entorno delimiten una pasión u otra, pero está claro que ambos juegos triunfan en República Dominicana. Por un lado, los fanáticos del dominó esperan ansiosos las seis de la tarde de cada día, hora en la que las aceras se llenan de improvisados tableros. Mover ficha un rato es a8demás una estupenda manera de socializar. Por otro lado, los beisbolistas dominicanos acaban triunfando en las grandes ligas estadounidenses. Por algo será.
🙂
Foto | sarowen
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