Venga, séptimo arte, ¡tú puedes! Lo de “Memorias de África” fue un bueno principio, una exitosa toma de contacto con un continente indómito. Sin embargo, esperamos mucho más de tu osadía, sabemos que eres capaz de atreverte con escenarios más alternativos, con secuencias más intensas.
Malabo sería uno de esos lugares de rodaje más penetrantes, al que el cine echa un cable rompiendo barreras y conectándolo con su público. Al igual que pasa con las inquietudes y las ganas de volar, la gran pantalla habla el lenguaje de las sensaciones. Se expresa bien tanto en blanco y negro como en colores y, sin miedo alguno, mira a África con ojos de película. Dicho esto, detengamos la cámara en Guinea Ecuatorial y hagámonos la siguiente pregunta: ¿es Malabo para todos los públicos?
Rincones de cine de Malabo
7 kilómetros separan el Aeropuerto Internacional de Malabo del centro de la capital de Guinea Ecuatorial. Hemos aterrizado para filmar nuestra cinta sobre Santa Isabel (como también se la conoce), un patchwork que cobrará vida al unir con aguja e hilo escenarios de rodaje seguros y tranquilos. ¿Cuál será el resultado de esta obra artesanal? La respuesta tiene forma de interrogante, ya que Malabo da para películas de múltiples géneros.
Con toda probabilidad, será una cinta no exenta de momentos de incertidumbre. La realidad es que la oferta hotelera de la ciudad es limitada y sus precios podrían ser más amigables. Siempre nos quedará, eso sí, la probada hospitalidad de los malabeños.
En general, para rodar por Malabo habrá que tomarse las cosas con calma. Nuestro viaje por su geografía dará pie a una peli de esas lentas, de ritmo sosegado, de largas pausas y de final impredecible, ¡es más que probable que mil imprevistos se alíen con ganas de cambiarlo todo, causando que la trama dé un giro inesperado! Malabo muta, está cambiando y pronto será otra. Su economía chapotea en oro negro, que a su paso va dejando un charco de nuevas construcciones y edificios a estrenar. En definitiva, cualquier entendido en cine, conociendo los ingredientes y el escenario, se frotaría las manos en espera del montaje final.
Decisiones, decisiones, decisiones. Es momento de elegir dónde rodaremos en Malabo. Las escenas deberán inmortalizar las huellas de su pasado colonial, ejemplos de arquitectura criolla que la ciudad conserva en su parte antigua. También, deberán prestar atención a la catedral gótica, un imprescindible que reside en la misma plaza que el Palacio Presidencial.
La nuestra será una peli actual y moderna, ¡para muestra, un botón! Hasta Malabo han llegado las tiendas de conocidas multinacionales españolas dedicadas a la venta de ropa. Nada menos que la “Miss” del país protagoniza sus aperturas, y sus habitantes ven como su ciudad organiza hasta una Semana de la Moda.
Hablando de moda y de desfiles, no escondamos aún la alfombra roja, pues la ocasión lo merece. Nos referimos a la primera vez de Guinea Ecuatorial en el cine, acontecida en 2012. Entonces, el país vivió el rodaje de su primer largometraje internacional. “Where the road runs out” (Al final de la carretera), una película del director Rudolf Buitendach, que versa sobre la redención y la amistad, y en la que participaron actores de prestigio, como el costamarfileño, galardonado con un César, Isaach De Bankole. Con la proyección de “Al final de la carretera”, triunfó el África valiente. Malabo se hizo su hueco en el mundo, dado que la cinta se alzó con dos premios en el Festival de Cine de San Diego 2014.
Peli de aventura. De eso va un poco Guinea Ecuatorial. De adentrarse en la selva, en sus bosques tropicales, en la vegetación deslumbrante, en África con todas sus letras. “Where the road runs out” incluye una secuencia en coche desde el Puerto de Malabo hasta el diminuto pueblo de Basupo; varias horas de trayecto, metáfora de la vuelta de George, el protagonista, al niño que vivía en el África más profundo y de raíces.
Para seguir conociendo Guinea Ecuatorial a través del cine, un paso adelante es visionar FEGUIBOX. Tras estas siglas se despliega el retrato cotidiano de Salvador y Castillo, dos boxeadores que se preparan para la primera participación de su país en los Juegos Olímpicos celebrados en Londres. La cinta, primer largometraje documental de Guinea Ecuatorial, es una ventana abierta al día a día de Malabo.
Comer de cine en Malabo
Santa Isabel es famosa por su cocina de cine. Sus platos típicos no son nada tópicos: carne de cocodrilo, jabalí, antílope en salsa de tomate, yuca fermentada, mucho plátano por todo… Si la gastronomía guineana fuera una película, sería una subida de tono: sabrosa y bastante picante. Todos hablan, por ejemplo, de los encantos del restaurante La Luna (Calle Argelia), de su comida francesa y su terraza con vistas al puerto de la ciudad. Y tras la cena (las cocinas en Malabo cierran tarde), la siguiente escena nos devolvería paseando hasta nuestro alojamiento.
Malabo y sus eventos de cine
El FECIGE (Festival de Cine Itinerante de Guinea Ecuatorial) es el momento nostálgico de nuestra cinta.
El festival bajó el telón en septiembre de 2014, en la que parece haber sido, al menos de momento, su última edición (¿un hasta pronto o un adiós?). Merece la pena acercarse a curiosear en el Centro Cultural de España en Malabo (Carretera al Aeropuerto, s/n Malabo), donde se organizan todo tipo de eventos, siempre gratuitos y de entrada libre. Escenas musicales, cinéfilas, talleres creativo-culturales o exposiciones, todo para apoyar la promoción de los artistas e intelectuales locales.
En definitiva, parece que el dar que hablar de Malabo como lugar de rodaje, un destino seguro y colorido, va viento en popa. Y si no que se lo digan a entidades como la Asociación Cinematográfica de Guinea Ecuatorial (ACIGE), conocedora del potencial de Malabo -la ciudad más antigua de Guinea Ecuatorial- como lugar de rodaje.
Foto: Montecruz foto
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