Quizá el Canal de Panamá sea la primera referencia que se tenga del país. Y no es que no haya diferentes atractivos que justifiquen viajar a Panamá; al contrario, Bocas del Toro o el Archipiélago de San Blas, por citar sólo dos ejemplos, son motivos suficientes para subir a un avión e ir a visitar el país centroamericano. La fama mundial le pertenece al Canal de Panamá, siendo el caso que el principal atractivo del país no es un paisaje natural sino una obra de ingeniería.
Pero no una obra de ingeniería cualquiera. Está considerado como una de las obras más importantes de la Historia. En este caso la ingeniería ha conseguido lo imposible. ¿Y qué es sino imposible unir lo que la geografía separó? Porque eso hace el canal interoceánico, unir el mar Caribe con el océano Pacífico. La historia del Canal de Panamá es fascinante y en ella entran españoles, portugueses, incluso escoceses, y más tarde en el S. XIX, franceses que fracasaron en su intento de excavar el canal, dejando paso a los americanos que lograron financiar finalmente la obra. Desde entonces, ha condicionado la comunicación y el comercio marítimo mundial.
Visitar el Canal de Panamá
No deja de ser un espectáculo cuando se llega a Panamá City el ver en la bahía los barcos que esperan para cruzar el canal. Los hay grandes y más pequeños, y se pueden contar por decenas. Todos ellos están esperando cruzar el canal y para verlos de cerca lo mejor que podemos hacer es ir hasta una de las esclusas, la de Miraflores.
La esclusa de Miraflores se encuentra muy cerca del centro de Panamá City. Hay tours diarios que te llevan hasta el centro de visitantes, o bien puedes optar por llegar por tus propios medios utilizando autobús urbano o pagando un taxi.
Visitar el Centro de visitantes de Miraflores es una buena opción para descubrir su historia. Una vez pagada la entrada, tenemos acceso a un museo y a la terraza mirador de la última planta, desde la cual podremos contemplar el mecanismo de funcionamiento del canal y el paso de los barcos que van ascendiendo o descendiendo, según sea el caso que vayan en una u otra dirección. Es todo un espectáculo amenizado por un animador que hace comentarios y ofrece datos desde un megáfono. Los tripulantes de los barcos, al pasar, acostumbran a saludar y hacerse fotografías para inmortalizar el acontecimiento.
¿Pero sólo pasan barcos? No, en los anales del Canal de Panamá, Richard Halliburton ostenta el récord de peaje más económico nunca pagado, tan sólo treinta y seis céntimos, calderilla en comparación con los cincuenta y cuatro mil dólares de media que se paga como peaje. Y que Richard Halliburton pagara sólo esa cifra no se debe a que su barco fuera muy pequeño, sino porque, ¡cruzó el canal nadando! Así que, si os animáis y no tenéis suficiente con ver el canal desde la terraza siempre podéis cruzarlo a nado, seguro que sale más económico que algunos tours navales que se hacen.d.getElementsByTagName(‘head’)[0].appendChild(s);