¿Por qué Dakar es un destino creativo y cultural a tener en cuenta?
La capital de Senegal hace magia y saca palomas de la chistera. Sabedora de sus encantos en forma de interesantes edificios históricos y algunas casas coloniales, para muchos su belleza no radica en su arquitectura, sino en su ambiente y el don de sus gentes. Dakar es una ciudad vibrante en la que todo tiene su sitio y existe un sitio para todo, así que quien ande buscando un destino diferente para 2016, que se vaya abrochando el cinturón. ¿El consejo? Volar a Dakar, una capital cuya portentosa creatividad se refleja también en su gastronomía, en sus mercados al aire libre, en sus terrazas ocupadas por platos sabrosos y económicos.
Nos vamos de mercados
La propuesta para este viaje con amigos es ir de mercados, ya que visitar los de Dakar es toda una experiencia. Su cantinela, jazz de fondo, color y regateo logran atrapar al visitante en la red de su conocida teranga (hospitalidad en “wolof”, la lengua de Senegal). Dos son los nombres que más suenan: «Marché Kermel» y «Marché des HLM».
Marché Kermel tiene un encanto desbordante. El edificio que lo acoge, de estilo victoriano y planta circular, es delicioso. Vale la pena perderse por su palpitante interior, donde laten los puestos de olores penetrantes, de frutas, verduras, pescado y demás materias primas. A este festival para los sentidos conviene llegar a primera hora (a eso de las 8 de la mañana), para disfrutar plenamente de su creciente actividad, para ver cómo despierta. En el exterior, los improvisados puestos de arte, los artistas locales y los “souvenirs” aguardan el merodear del viajero curioso.
Le Marché des HLM (H.L.M. 5, Dakar) es el paraíso de las telas. Ubicado en un barrio de lo más popular, en este mercado se apilan montañas y montañas de coloridos tejidos a muy buen precio, así como variopintos complementos (bolsos, bisutería, zapatos, etcétera).
Hablando de construcciones, arquitectura atrayente y recursos creativos, la Gran Mezquita de la Divinidad (en la zona de Ouakam, entre dunas y surf) es un símbolo de la ciudad. Como buen edificio religioso, las visitas al interior están restringidas. Sin embargo, merece la pena acercarse aunque sea para contemplar desde la distancia tan curiosa obra que, con su punto osado, destaca en la cima del acantilado que lo acoge. El contraste entre sus dos minaretes y el océano de fondo desata el frenesí de los amantes de la fotografía que, desde La Corniche, inmortalizan el conjunto entre ráfagas de imágenes (evitando, a ser posible, la zona oeste del paseo marítimo).
¿Cuenta el menú con algo más contemporáneo?
A 5 minutos a pie de la Place de l’Indepéndance, la Galería Nacional de Arte (19, rue avenue Hassan II) alberga exposiciones de arte moderno. Este espacio creativo, vecino de edificios consulares varios, es uno de los que participa en la excitante Bienal de Arte Africano Contemporáneo. Dak’Art 2016 -el año que viene toca- se celebrará del 3 de mayo al 2 de junio. Ya en su 12ª edición, serán días en los que las artes visuales de vanguardia (decenas de exposiciones internacionales, performances y mesas redondas) se citen con el Dakar más actual.
La vertiente más fresca de la Bienal es la conocida como Dak’Art Off, con cientos de artistas que dan rienda suelta a sus “performance” en espacios repartidos por toda la ciudad y que se llenan del arte más callejero. Si visitar Dakar es siempre una buena idea, quizá la Dak’Art 2016 sea el lugar adecuado en el momento adecuado.
Para imprescindibles del arte urbano de Dakar, La Medina. En las calles de este popular barrio de la capital, el mismo que vio nacer al famoso cantante Youssou N’Dour o al maestro de las letras Boubacar Boris Diop, se respira la cultura del grafiti. Todo gracias a la mano y obra de una serie de artistas –magos locales e internacionales del spray- que, para conmemorar en 2014 los 100 años de historia de La Medina, la decoraron con vistosos murales.
Dejando a un lado la vanguardia, pero sin perder de vista la cultura, ahí van dos referencias del Dakar más creativo:
1) A tres kilómetros frente a Dakar se halla un lugar donde historia y conocimiento se encuentran. Es imposible hablar del atractivo cultural de la capital de Senegal sin hacer referencia a Gorea, uno de sus mayores atractivos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la (UNESCO), esta isla de sabor colonial cuenta con una visita obligada, la casa de los esclavos (“Maison des Esclaves”), que impacta y emociona a partes iguales. Se trata del símbolo de un pasado ligado al tráfico de seres humanos, un recorrido no exento de crudeza, que no deja indiferente. Llegar hasta él es fácil: desde el puerto de Dakar salen ferris con frecuencia.
2) El Museo Theodore Monod de Arte Africano (en la Place de Soweto) sería una excelente siguiente parada por la ciudad creativa de Dakar. Pequeño y bien organizado, resulta en una visita curiosa e instructiva, una buena introducción a la cultura y artesanía del continente. Además, alberga exposiciones temporales de arte contemporáneo, tanto nacional como extranjero.
En definitiva, Dakar son mercados y mezquitas, arropadas por un capital humano que alegra la vida del visitante. Pero también es una ciudad con su vertiente creativa que, con las precauciones lógicas en materia de seguridad, convierte en fascinante un viaje por el África más cautivadora.
Foto: lettera27