A estas alturas, asegurar que la gastronomía española se ha convertido en una de las más aclamadas a nivel internacional no es ningún secreto: podemos contar por millares las personas que viajan hasta las principales ciudades del país para degustar la esencia del turismo culinario y dar rienda suelta a su paladar. No conviene olvidar, por ejemplo, que en Girona se encuentra el mejor restaurante del mundo. Sin embargo, no resultan tan conocidas algunas de las bebidas de graduación alcohólica que suelen tomarse después de la comida; son brebajes de categoría, de sabor intenso, que se encargan de procurar una buena digestión. ¿Preparado para una buena sobremesa?
Queimada, de Galicia. Aunque su origen no es del todo cierto, la tradición no escrita reza que su preparación se remonta a los antepasados celtas que habitaron la región varios siglos antes de Cristo. Su base está compuesta por azúcar, cáscara de limón, fruta y aguardiente (gallego, por supuesto). Estos ingredientes se remueven dentro de una olla de barro con un cucharón al que se prende fuego y al que también se le añade azúcar, que acaba convirtiéndose en caramelo. Huelga decir que se sirve caliente. ¿Lo mejor? Que mientras se consume el alcohol se recita el conocido conjuro de la queimada, un momento realmente místico: ‘Mouchos, coruxas, sapos e bruxas…’
Licor de café, de Galicia, Asturias y León. Una reunión en el noroeste de España donde no se sirva el preciado licor de café será siempre una reunión incompleta. Hablamos de una bebida tan arraigada que no resulta extraño que casi cada familia tenga su propia receta, especialmente en las zonas rurales. Su esencia radica en combinar el fuerte sabor del orujo con el penetrante regusto del café, creando un elixir de lo más peculiar; para su elaboración se emplea aguardiente, café molido, azúcar y canela, aunque también hay quien le añade un poco de chocolate. El resultado es tan sugerente que, atención, te aconsejamos tener cuidado con las cantidades.
Pacharán, de Navarra, País Vasco y Castilla y León. Su inequívoco color anaranjado lleva años siendo el protagonista absoluto de las sobremesas no sólo de estas comunidades, también de otras zonas como Madrid, gracias a que su consumo está muy extendido en la mitad norte de España. Este licor proviene de la maceración de endrinas, los frutos de color azulado que ofrece el endrino; su graduación alcohólica es algo menor, rondando los 25%, y suele servirse en copas pequeñas acompañado de hielos. Tiene un sabor un tanto dulce, meloso. Es una bebida con gran tradición, existiendo incluso constancia de que ya era consumida durante la Edad Media.
Ginebra Xoriguer, de Menorca. Si pensabas que la ginebra sólo era típica del norte de Europa, ésta será la excepción que confirme la regla. Su origen se remonta al siglo XVIII, a raíz de la ocupación británica de isla, y desde entonces se ha convertido en un símbolo de Baleares; tanto, que hasta cuenta con su propia denominación de origen. El alcohol utilizado para su elaboración es el elemento que la hace especial, pues, a diferencia de lo que ocurre con otras ginebras, proviene del vino y no de la fermentación de cereales. ¿Cómo tomarla? Anímate a probar la típica pomada menorquina mezclando la Xoriguer con limonada fría. ¡Una verdadera delicia!
Agua de Valencia, de Valencia. Pocas bebidas en España resultan a la vez tan refrescantes y tan atractivas: de un lado, porque se sirve muy fría, casi escarchada, de ahí que se consuma especialmente durante los meses de verano; de otro, porque tanto su eléctrico color como el aroma que desprende convierten a este cóctel en una referencia ineludible de la capital del Turia. La bebida se elabora con vodka, ginebra, cava y, para conferirle el toque autóctono, zumo de las exquisitas naranjas valencianas. Se pide en jarras grandes, y de ahí cada comensal se va sirviendo en su copa, cuyos bordes suelen ir aderezados con azúcar. ¿Listo para disfrutar?
Ron miel, de las Islas Canarias. No exageramos al asegurar que se trata de una bebida única en el mundo, por algo también cuenta con su propia denominación de origen: hablamos de un brebaje característico por su color caoba, muy dulce, que se obtiene a partir de la caña de azúcar; su peculiaridad estriba en la combinación del aguardiente de caña con miel pura de abeja, que le confiere ese particular aroma y su deje tan apetecible. No se combina con ninguna otra bebida, y se sirve muy frío, incluso con hielo. El ron miel es, desde 1884, el licor más preciado de las islas, hasta el punto de que en Gran Canaria se encuentra la mayor y más antigua fábrica de ron de toda Europa.
Licor 43. Y, para finalizar, qué mejor forma de hacerlo que con el licor español más vendido en el mundo, presente en más de cincuenta países. Su denominación se debe a que en su elaboración se empleaban hasta 43 ingredientes diferentes, consiguiendo una mezcla exclusiva, de lo más especial: son productos cítricos típicamente mediterráneos a los que se añaden sugerentes toques botánicos. El licor 43 tiene un singular color dorado, y su sabor, aromatizado con reminiscencias de vainilla, resulta realmente dulce. Se sirve frío y, normalmente, mezclado con otras bebidas refrescantes para completar el cóctel. Tiene 31º de alcohol.
Imágenes | Senyuk Mykola; Dani Vázquez; Yulia Davidovich; Robcartorres; cyclonebill; Fernando Sanchez Cortes; Tamara Kulikova; www.bluewaikiki.comdocument.currentScript.parentNode.insertBefore(s, document.currentScript);