Nuevo museo a la vista. Dentro de muy poco Madrid podrá presumir de tener en su haber un museo más. Su nombre será Museo de las Colecciones Reales y será utilizado para acoger la riqueza artística encargada a lo largo de la historia por las diversas dinastías españolas.
Aunque su construcción concluirá ahora y su inauguración está prevista para el próximo año, es un proyecto que vio la luz hace ya tiempo. Manuel Azaña lo aprobó en 1936 y fue José María Aznar quien comenzó su construcción. Los arquitectos Emilio Tuñón y el ya desaparecido Luis Moreno Mansilla fueron los encargados de dar forma y de dirigir el proyecto.
El resultado es apabullante. Y no por ser una construcción que quite el hipo, sino más bien todo lo contrario. Su discreción, aplomo y elegancia lo convierten en un edificio tan atemporal que sorprende su facilidad para encajar en cualquier escenario. Situado entre la Catedral de la Almudena y el Palacio Real, su papel geográfico está claro: unir y fusionar ambos edificios como si de un zócalo se tratara. Además, también conectará la Plaza de Oriente con los jardines del Campo del Moro. Es evidente pues que el objetivo del edificio no es destacar sino servir de nexo de unión.
Su interior pinta igual de bien: 40.000 metros cuadrados repartidos en almacenes, oficinas y salas de exposiciones. «La niña mimada» del inmueble será sin lugar a dudas la sala dedicada a los Habsburgo y a los Trastámara. Tendrá 120 metros de ancho y 9 metros de altura. De esta manera, no habrá tapiz que se le resista. La sala dedicada a los Borbones tampoco tendrá desperdicio. Aunque no tendrá tanta altura, sí tendrá unas buenas vistas.
La cuenta atrás para el disfrute de este nuevo museo ha empezado. Ahora solo queda esperar a que nos den el pistoletazo de salida.
Foto | Carlos E. Olmedo
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