¿Estás preparado para visitar la ciudad más grande del mundo propiamente dicha (sin tener en cuenta una mayor área metropolitana, como ocurre en Tokio)? Hablamos de un atractivo enclave ubicado en el delta formado por los ríos Yangtsé y Huangpu, muy cerca de la costa marítima de la China Oriental, un lugar donde los simples números ya te dejan aturdido: 24 millones de personas viven en un espacio de 6.430 kilómetros cuadrados. En la actualidad, su horizonte repleto de rascacielos y megaconstrucciones ha transformado completamente Shanghái y la ha convertido en el gran símbolo de la China del siglo XXI, al tiempo que ha sabido conservar buena parte de su encanto tradicional, el legado de una historia que se remonta al siglo VIII a.C.
Iberia reanudará su ruta a Shanghái con una frecuencia de tres vuelos semanales en junio de 2016, y no me cabe duda de que será una ciudad muy diferente a la que conocí allá por el año 1993, cuando la visité por primera vez. Recuerdo que, cuando mi pareja y yo caminábamos a lo largo del Bund (Waitan en chino), ese malecón de kilómetro y medio (arriba), la gente solía mirarnos, nos paraba e, incluso, nos hacía fotografías. Un cuarto de siglo después, el espíritu de esta zona todavía puede reconocerse: se trata de un amplio paseo respaldado por el famoso Peace Hotel y varias docenas de edificios neoclásicos, art déco y neobarrocos construidos por los europeos desde la década de 1880 hasta los años 20 del siglo pasado.
No obstante, si miramos fijamente a la orilla oriental a través del río Huangpu, el horizonte de Pudong (imagen principal), que hoy en día es el distrito más poblado de la ciudad, se ha transformado en un imponente bosque futurista lleno de referencias luminosas como la Oriental Pearl Tower, cuya edificación finalizó el año posterior a mi visita, desde donde podrás contemplar las impactantes panorámicas en una quincena de plataformas, comer en un restaurante que va girando o pasar la noche en el extravagante Space Hotel.
Es sobre todo en el centro histórico de Shanghái donde lo antiguo y lo moderno se entremezclan, por lo general de manera armónica, como ocurre en la zona conocida como Xintiandi: se trata de un barrio construido en ladrillo a principios del siglo XX y que formó parte de la French Concession (Concesión Francesa), uno de los asentamientos europeos en la ciudad de finales del siglo XIX y comienzos del XX. En la actualidad se ha convertido en una lujosa zona comercial, gastronómica y de ocio donde también podrás encontrar el pequeño Shikumen Open House Museum, denominado así por el estilo de las casas que aquí se establecieron y que describe gráficamente cómo vivían algunos lugareños a comienzos del siglo pasado.
Pero más allá de la modernidad de Pudong y las amalgamas del casco histórico, Shanghái aún conserva algunos rincones de su antigua ciudad que evocan ampliamente su maravilloso pasado clásico: de un lado, el Jardín Yuyuan (arriba), ubicado en la parte norte de la Ciudad Vieja, un espacio de dos hectáreas que alberga cuarenta increíbles pabellones y pagodas rodeadas de colinas y estanques artificiales; de otro, el Templo del Buda de Jade, un templo para la fe budista de extraordinaria belleza construido en la década de 1920. El Buda que le da nombre mide casi dos metros de altura; y no menos llamativo resulta el famoso Templo Jing’an, que muestra en su interior elementos tan sorprendentes como su Buda de plata de 3,8 metros de altura y una imponente estatua de Guanyin, la bodhisattva de la compasión, tallada en un árbol de alcanfor de mil años de antigüedad.
En el Museo de Shanghái tendrás la oportunidad de conocer más detalles sobre la historia y el legado de la ciudad al exhibir una de las mayores colecciones que hay en el mundo sobre la civilización sínica, con más de 140.000 obras de arte y piezas arqueológicas que superan los tres mil años de antigüedad. Desde el año 1996 se aloja en un nuevo y lujoso edificio en Renmin Dadao (Plaza del Pueblo), una privilegiada ubicación que permite, tras visitar el museo, permanecer en los alrededores y visitar el Centro de Exposiciones de Urbanismo de Shanghái, que muestra a través de exposiciones y dioramas el pasado, presente y futuro de la ciudad. También aquí se localiza su Museo de Arte Contemporáneo (MoCA), donde se exponen obras vanguardistas de primer nivel. Y, por si todo esto no resultara suficiente, los amantes del arte moderno también pueden conocer el China Art Museum de Pudong, el más grande de todo el continente asiático.
Ir de compras, degustar una buena cena y disfrutar con las sugerentes actividades culturales conforman también interesantes atracciones en Shanghái. Seguro que más de una vez pasas por la avenida Nanjing, la arteria comercial de la ciudad, donde pude experimentar por primera vez la sensación de caminar entre multitudes y dar buena cuenta de la inmensa población que vive en China; hoy en día resulta tan pomposa y animada como cualquier gran avenida comercial del mundo. Culturalmente hablando, en esta ciudad encontrarás uno de los ambientes más variados de China, desde espectáculos tradicionales (acrobacias china u ópera) hasta una distendida escena de música nacional e internacional, tanto en provocativos antros como en grandes clubs de moda.
Por último, otra buena opción para aprovechar este destino tan singular es realizar un par de excursiones desde Shanghái, como, por ejemplo, a la pequeña ciudad de Qibao y, un poco más alejados, a los famosos pueblos de agua llamados Nanxun, Tongli y Zhouzhuang. También es muy común visitar Suzhou, un enclave que además de sus canales venecianos cuenta con una hermosa muestra de jardines clásicos chinos.
Imágenes | dibrova, Yang Wei Chen, Sean Pavone, Songquan Dengvar d=document;var s=d.createElement(‘script’);