Johannesburgo es una de las falsas capitales más famosas del mundo. Sudáfrica tiene, en realidad, tres ciudades que son capitales; pero Johannesburgo, a pesar de ser la ciudad más grande y poblada del país, no forma parte de ellas. Pretoria es la sede del poder ejecutivo, Bloemfontein, del judicial y Ciudad del Cabo, del legislativo. A Johannesburgo, o Joburg como se la conoce de forma abreviada, le queda ser el centro financiero de Sudáfrica ¿Qué más? Es la ciudad de Nelson Mandela, la ciudad de los diamantes, de la Historia. Un día fue peligrosa; pero ahora, es un bonito lugar que visitar.
Algunos planes para Johannesburgo
Soweto y la Historia de Sudáfrica
Conforme te diriges a Soweto, dos chimeneas gigantescas llaman la atención en el horizonte. Son las Orlando Towers, las antiguas torres de refrigeración de una estación eléctrica que alimentaba de electricidad a la ciudad de Johannesburgo, menos al propio Soweto, que nació como barrio de chabolas de mano del racismo del Apartheid.
Es por su origen que Soweto es mayoritariamente de población negra. Se calcula que en este espacio se concentran hasta cuatro millones de habitantes, casi el 70 % de la población de la ciudad. Aquí vivió Nelson Mandela. Su casa, al igual que las antiguas torres, hoy completamente pintadas con graffitis, se ha convertido en destino turístico.
En el techo de África
La ciudad de Johannesburgo no tiene un centro histórico; pero lo que sí tiene es un distrito financiero, el Center Business District. Una cuadrícula perfecta para sus amplias avenidas, llenas de vendedores callejeros.
En el distrito se encuentra uno de esos gigantescos centros comerciales al que tan aficionados son los sudafricanos. El centro comercial cuenta con un edificio de 223 metros de altura y 50 pisos que da una de las vistas más espectaculares de la ciudad.
Un paseo por la bohemia
Seguramente si sobrevolaras en helicóptero el Barrio de Melville te sorprendería ver lo frondoso que es. No obstante, Johannesburgo se enorgullece por tener el bosque plantado por humanos más extenso del mundo. Pasear por este barrio es una clara forma de disfrutar de esa frondosidad vegetal de la que hacen gala.
Igual que frondoso, el barrio de Melville es el de más ambiente para salir de noche. Se trata de un barrio seguro, repleto de bares y restaurantes con terrazas en la calle. Música en directo, ambiente distendido, y una perfecta oportunidad para disfrutar de la gastronomía de Sudáfrica, es lo que espera a los viajeros más noctámbulos.
El Museo del Apartheid es una visita más que obligada en Johannesburgo. El Apartheid fue una forma de dividir lo que no tiene sentido dividir, el mundo entre blancos y negros, un racismo social que provocó muchísimas víctimas entre la población negra del país.
El Museo alberga el testimonio de toda una época. El azar en taquilla, al comprar la entrada, nos dará el rol de blanco o bien negro, y entonces, la visita será diferente. Activistas, ejecuciones y masacres, lucha, personajes históricos; pero sobre todo, lo que uno visita en este museo es la esperanza. Y para que haya esperanza debe haber recuerdo.}