Este de hoy es un relato de pequeñas historias, la suma de las personas, los quiénes, los gestos, los para qués, los cómos y los sabores que hacen de Johannesburgo un destino más grande, más humano y más creativo. Este de hoy es un relato de artistas urbanos, de mestizaje arquitectónico, de barrios con historia, de Jeppestown y de ABOVE. Este de hoy, señoras y señoras, es nada más y nada menos que un pedazo de Sudáfrica, un destino en colores.
Historia 1: de artistas urbanos y otras creaciones
La piel artística que habita muchos de los rincones urbanos de Johannesburgo se debe en parte al “City of Gold Urban Art Festival”, un consolidado y estimulante evento que se celebra en octubre. En 2015, la principal huella dejada en la ciudad fue la de ABOVE, coronado artista invitado de aquel año, flamante protagonista.
Desde mediados de los noventa, la voz de ABOVE ha venido resonando en las calles de Johannesburgo, con un tono nunca indiferente al contexto social y político de su obra. No existe ciudad más oportuna para dar rienda suelta a tanto arte urbano y por eso, para celebrarlo, ABOVE quiso que el suyo fuera un mural exhibicionista de 400 metros cuadrados, creado en pleno Jeppestown y evidente desde la distancia, imposible de olvidar. En él destacan unas icónicas flechas que apuntan al cielo, sello personal del artista, con las que invita a soñar en colores, a pensar en la capital de la provincia de Gauteng como una ciudad apasionadamente creativa.
Historia 2: de Jeppestown y sus secretos
Jeppestown es ese suburbio sabio –el más antiguo de Johannesburgo– al que hay que escuchar; Jeppestown es ese rincón inteligente que bien merece unas horas de paseo sosegado, de prestar atención a sus gestos, a sus palabras, a su aspecto desvencijado…
Antes o después de afrontar su historia y su arte, tomaremos fuerzas en el cercano café House of Baobab (21 Kruger St.). “Y, ¿allí qué se come?”, nos preguntaremos. Pues un poco de todo, desde un bocado de Senegal pasando por una cucharada del Congo, todos sabores exóticos del África negra.
Jeppestown es ese barrio creativo al que hay que detenerse a fotografiar. Nos deleitaremos con sus edificios, muchos de los cuales lucen tejados de acabado exquisitamente ornamentado. Cualquier ruta cultural por Jeppestown deberá abrazar la arquitectura -victoriana aquí, eduardiana allá- de este barrio de Johannesburgo, sinónimo de argamasa de estilos. ¿Ejemplos? La interesante Casa Salisbury («Salisbury House»), que actualmente acoge una escuela preparatoria de técnicas holísticas; el severo edificio Jooste & Bryant, de apariencia formal y con unas barandas muy características en su fachada; o la Farmacia Osborne, algo más veterana que el anterior y cercano edificio, y que está considerada como uno de los 100 hitos arquitectónicos más trascendentales de una capital como Johannesburgo.
Al barrio cultural que nos ocupa no le falta de nada, y menos un mercado. Arropado por los exteriores de la estación de tren de Jeppe, al lugar lo inunda el colorido y, para transacciones curiosas, las que acontecen en el interior de las tiendas de hierbas tradicionales, donde toda pena encuentra su cura. Y sí, estas maravillas conviven con los grafitis que cubren este y aquel rincón, bendito el barrio que hace de Johannesburgo un mundo mejor.
La de hoy ha sido una ocasión placentera para poner el foco en todo lo creativo que existe en una de las capitales de Sudáfrica. Nos despedimos ya de este aperitivo de historias, de una ciudad creativa cuyas personas y lugares gozan de voz propia. A quién quiera escuchar más, le recordamos que Johannesburgo es además un destino de cine…
Direcciones útiles:
Casa Salisbury (Salisbury House). 418 Marshall Street, esquina con la Berg Street.
Edificio Jooste & Bryant. 299 Marshall Street.
Farmacia Osborne (Osborne Pharmacy). 325 Marshall Street, esquina con la Maddison Street.
Foto| Antonio Zugaldia
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